Los magistrados de la máxima instancia electoral no son ajenos a los manejos políticos y de cabildeo que puedan suceder. Pero hasta el momento es claro que han mostrado un rigor vertical, como lo representan los casos de Nuevo León.

En Puebla el resolutivo del tribunal federal dio un giro de 180 grados a la situación en el municipio de San Salvador El Seco, en donde la instancia falló a favor del candidato de Morena. Pero el PRI apelará la decisión, por lo que esto podría prolongarse durante varias semanas.

Caso similar puede ocurrir en el litigio entre Martha Erika Alonso Hidalgo y Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta.

Los análisis en pro de la señora aseguran que las pruebas del morenista son endebles y raquíticas. Pero en la otra esquina, el discurso de Yeidckol Polevnsky es descriptivo, de la forma en que su partido está peleando la gubernatura poblana.

Queda claro que la tan necesaria legitimidad que requerirá el gobierno de Martha Erika Alonso emanará esencialmente de la solidez en la resolución que emita el TEPJF.

Mientras tanto, la rueda del poder no se detiene. La señora sigue trabajando en la conformación de su gabinete y es evidente que busca un nuevo perfil, un enfoque distinto a las administraciones de Rafael Moreno Valle y Tony Gali Fayad.

En la búsqueda de un nuevo sello el grupo compacto de Alonso Hidalgo ha recurrido a uno de los cuadros más estables y confiables de su generación política: el alcalde Luis Banck Serrato.

En los tiempos más tortuosos y convulsos de Puebla, la Angelópolis es un ejemplo de institucionalidad y equilibrio. Por estas razones Alonso está recurriendo a Banck como una fuente necesaria para alimentar su próxima administración.

Los recientes nombramientos de Alejandro Cortés Carrasco y Juan Carlos Morales Páez, dos cuadros destacados del semillero de Banck, reflejan que el munícipe tendrá una especial influencia en el futuro de la entidad. La señal es positiva. Con estas designaciones la señora envía indicadores de que buscará encabezar un gobierno equilibrado, sosegado, ecuánime.

Sin duda alguna el mismo Banck tendrá una posición relevante en la nueva administración. La mano conciliadora que le caracteriza será la guía de una gestión que deberá tener un enfoque eminente, profundamente social.

Aún faltan semanas para que se resuelva el litigio electoral más profundo y agitado que Puebla haya visto, pero mientras tanto, el ejercicio del poder no se detiene y las señales son positivas; ante todo se busca sensibilidad y tacto políticos.

Seguiremos con atención este enfoque.

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