Esta es una historia paralela que merece ser narrada.
Se llama Juan Manuel Muñoz Luévano, sus amigos le llaman ‘El Mono Muñoz’. Es un hombre acaudalado. Usted ya conoce el perfil: varias cuentas bancarias, cajas de seguridad, residencias, automóviles, inversiones inmobiliarias.
Esto fue porque en su momento ‘El Mono Muñoz’ era el operador financiero del cártel de Los Zetas en los estados de Coahuila, Nuevo León, Zacatecas. Es decir, era el encargado de lavar y mover el dinero del narcotráfico, el huachicol, los secuestros, extorsiones, tráfico de migrantes, entre otras actividades criminales.
Por supuesto, para desarrollar esta función el susodicho siempre tuvo las mejores relaciones con gobernadores, procuradores, secretarios de seguridad pública y empresarios de todas las ramas y niveles.
Así se desenvolvió durante años, hasta que fue detenido y apresado. Pero ‘El Mono Muñoz’ no está en México, se encuentra recluido en el centro penitenciario de Soto del Real, en Madrid, España.
El pasado domingo 16 de septiembre el diario Reforma publicó que Juan Manuel Muñoz Luévano, ‘El Mono Muñoz’, sigue dirigiendo, operando, moviendo al hampa del huachicol en estados del norte del país. Y lo hace desde la prisión en que se encuentra. Esto se determinó gracias a la intervención de llamadas telefónicas del referido criminal de ‘cuello blanco’. La investigación agrega que una alta funcionaria de Pemex entregó facturas para vender gasolina Premium como si fuera legal.
La nota de Reforma genera una escabrosa, inquietante similitud con la columna La Tempestad de Valentín Varillas del lunes 17 en la que evidencia un recrudecimiento en la actividad huachicolera en el estado de Puebla a partir de la liberación de Othón Muñoz Bravo, el célebre ‘Cachetes’.
Irónicamente un Muñoz opera la industria criminal del huachicol en Coahuila, Nuevo León y Zacatecas y otro Muñoz es considerado uno de los principales capos del mismo ramo, pero en Puebla.
Varillas va más allá y sostiene la línea que apunta un nexo entre ‘El Cachetes’ y el proceso del primero de julio. Refiere ‘la necesidad específica de financiamiento por parte de algunos aspirantes a cargos de elección popular’. De acuerdo a esto fluyó dinero del huachicol en algunas campañas electorales.
La nota de Reforma y la entrega de La Tempestad nos lleva a una pregunta inevitable: ¿Quién es el ‘gran barón del huachicol’ en Puebla? ¿La verdadera ‘mano que mece la cuna’?
No los sicarios que sólo son los obreros y maquileros que trabajan al ras del piso. Nos referimos a aquel que –como ‘El Mono Muñoz’-, tiene el suficiente poder para utilizar a las instituciones; sostiene inmejorables relaciones con la cúpula del poder político y al mismo tiempo tiene la capacidad de maniobra y operación financiera para lavar y blanquear millonarios recursos.
En la historia del caso Watergate el informante identificado como ‘Garganta profunda’ le dice a los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein: ‘Sigue la pista del dinero’. Y el dinero, el gran billete, inevitablemente siempre llega a las altas esferas del poder político y financiero.
Nos parece que Othón Muñoz Bravo ‘El Cachetes’ sólo es un encargado de despacho, un aliado de confianza, pero de ninguna manera es el gran capo.
El auténtico ejercicio del poder exige discreción como primer requisito. Y ‘El Cachetes’ es protagónico; le fascina exhibir y exhibirse con políticos.
Detrás de la industria del huachicol está alguien más; un barón que tiene un amplio poder en la esfera política, pero también en el mundo de las finanzas.
De otra manera simplemente no sería posible que esto siguiera creciendo.
Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.