La realidad es que el senador Monreal es el padrino y protector de Alejandro Armenta Mier, quien cada día que transcurre está más alejado de Miguel Barbosa Huerta. Y es que el origen político los coloca en dos esquinas radicalmente opuestas.
Mientras Barbosa tiene una militancia izquierdista desde la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas en 1994, Armenta es el alfil de Mario Marín dentro de la estructura de López Obrador. Pese a todo el respaldo e impulso que Monreal le prodiga, en el fondo el primer círculo de AMLO lo ve con recelo y desconfianza.
En particular Yeidckol Polevnsky muestra una especial suspicacia frente a las declaraciones de Armenta. Y es que la presidente del partido simplemente no tolera, ni acepta, la deslealtad. Basta recordar la forma en la que aludió a la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco a la que esbozó como ‘una arrastrada’.
Por esto y pese a las declaraciones de Alejandro de apoyar a Barbosa, en el fondo tanto Yeidckol como Miguel saben que el hombre de Acatzingo espera cualquier resbalón para descolgarse a la elección extraordinaria. Por su parte, Ricardo Monreal sabe que si logra colocar a su ‘delfín’ podrá disponer del estado de Puebla como si fuera su caja chica, su pequeño feudo.
Pero conviene tomar este caso como un botón de muestra para evidenciar la terrible descomposición interna por la que atraviesa Morena Puebla. Armenta es un ‘foco rojo’ para Barbosa, pero es sólo uno de decenas y decenas que se están prendiendo por todo el estado.
La crisis interna por la que atraviesa Morena va en contra de la lógica; por momentos incluso va en contra del raciocinio.
Tienen a un presidente de la República, un Congreso local con mayoría; la presidente nacional de su partido ya dio línea y pese a todo los morenistas atraviesan por una auténtica carnicería, una guerra intestina, una cena de negros. Tienen todo para llegar a la gubernatura de Puebla y se están despedazando.
A este paso la coalición Por Puebla al Frente llegará unida, renovada, fresca y ‘sin despeinarse’ a la elección extraordinaria. Mientras que el abanderado de Juntos Haremos Historia parecerá salir de un pleito de cantina donde se enfrentó a tres borrachos, dos meseros y un travesti jarocho.
Estamos ante un escenario inédito. La tragedia de proporciones históricas llevó al morenovallismo a afianzarse y unificarse como nunca antes.
En contrario sensu las tropas de Morena Puebla son un verdadero pandemónium. En la contienda de 2018 se sembraron pequeñas divisiones que hoy son enormes brechas, fracturas que parecen irreconciliables.
Es evidente que el encono visceral pesa más que el llamado de López Obrador a enfrentar a los ‘canallas’.
Barbosa Huerta tiene unos días para llevar a su partido a una ‘operación cicatriz’ que en realidad tendrá las dimensiones de cirugía mayor; una intervención de ocho médicos a corazón abierto.
Si en estos días no logra apagar los fuegos que se propagan al interior de su partido estará entregando la plaza a sus adversarios. Y ahora sí, ya no habrá argumentos que apelar.
Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..