Pero hagamos un listado de los factores que hacen de este 2018 el peor año de la política mexicana.
Primero.- El factor de un pragmatismo exacerbado, descarnado, cínico, en que los agentes y protagonistas políticos brincan de un partido a otro sin pudor y sin rubor, prácticamente se ha convertido en un hábito.
Los políticos ya ven de manera natural que Cuauhtémoc Blanco compre una candidatura y luego montado sobre la popularidad que le queda sea ungido como abanderado. O que el priista Javier Lozano Alarcón trabaje para un exgobernador aliancista, se ostente como panista, pero retorne a sus orígenes tricolores. O de Margarita Zavala que siempre militó en el PAN pero que ahora denuesta e injuria el instituto que le regaló un periodo presidencial.
Los políticos lo ven normal. Incluso la ‘comentocracia’ nacional se ha acostumbrado a este juego de acrobacias circenses. Pero el pueblo mexicano, el ciudadano de a pie mira con estupor vomitivo ese espectáculo denigrante de oportunismo y voracidad.
Para el elector promedio es nauseabundo que un político brinque de un partido a otro con pretextos que argumentan: ‘congruencia’ e ‘identidad’; cuando es lo que menos tienen.
La política del cinismo ha normalizado lo que los ciudadanos aborrecen.
Segundo.- En ninguna otra campaña presidencial habían corrido los ríos de lodo e inmundicia exhibidos en este 2018. Las evidencias demoledoras de corrupción en instituciones públicas y manejos turbios en instancias privadas.
El nivel de suciedad que corre en este proceso que apenas está por iniciar, asquea a los electores a niveles nunca antes vistos.
Es claro que México está inmerso en una involución. Todo el marco legal administrativo; las instancias jurídicas encargadas de las agendas de anticorrupción y transparencia; el fortalecimiento de los órganos de auditorías federal y de los estados, de poco han servido.
Hoy podemos conocer la manera en que se desvían cantidades estratosféricas de los programas federales; podemos enterarnos de los negocios privados que triangulan recursos a través de la banca internacional; pero pese a todo esto nada ocurre, no hay procesos, ni procesados. Simplemente es gritar: ‘Ahí va el ladrón’, pero el hampón sigue en campaña, como si nada.
Tercero.- Las agendas electorales distan mucho de las demandas y reclamos nacionales.
En este momento el discurso de los protagonistas políticos está completamente alejado del sentir de los ciudadanos.
El país atraviesa por la peor época de inseguridad y violencia.
El genocidio que estamos presenciando lo hemos denominado ‘el Holocausto Mexicano’; cientos de miles de mexicanos ultimados; decenas de miles de desaparecidos; cientos de fosas a lo largo y ancho de todo el territorio nacional; morgues que son insuficientes para acomodar a los cuerpos; madres que se hacen pruebas de ADN en espera de encontrar alguna compatibilidad con los escasos huesos o cabellos encontrados en una fosa.
Ese es el México que nos tocó presenciar. Y sin embargo, el discurso de los candidatos va por otro lado, camina en otras rutas. No se detiene a atender esas profundas demandas de una sociedad llena de heridas.
El #YoMero es tal vez el más banal y simple de los tres; el ‘joven maravilla’ ya quedó rebasado con su discurso sobre ‘el PRI corrupto’. Los dos están más ocupados respondiendo golpes que atendiendo a los electores.
Por su esencia izquierdista López Obrador tiene la mayor identificación con las causas sociales, pero rara vez toca el tema de la violencia desbordada.
Por estos factores: la crisis de identidad partidista; la muerte de las ideologías; los ríos de corrupción que inundan las campañas; la ausencia de un vínculo entre candidatos y la realidad de la guerra, es por lo que sostenemos que 2018 es el peor año de la política mexicana. El periodo en que nuestra clase gobernante y partidista tocó fondo.
En otras circunstancias este escenario hubiera causado el mayor de los abstencionismos. Pero cada vez que un elector llega a la gasolinera o una ciudadana entra a un mercado encuentra una motivación para votar el primero julio, pese a que lo haga con un gesto de asco.
Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.