Debe subrayarse que gran parte de ese grupo de indecisos vive en zonas de conflictos armados: Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Michoacán, Chihuahua, Coahuila, Durango.
Regiones en las que todas las formas de la política han fracasado.
Andrés Manuel tuvo la enorme oportunidad de llevarse ese electorado indeciso y no lo hizo. Por eso para esta columna el que desaprovechó esa coyuntura histórica fue el candidato de Morena.
Lo que a continuación va a leer no lo escuchó jamás en los llamados ‘postdebates’, las mesas de análisis que se multiplicaron en los minutos y horas posteriores al encuentro. Lo que vamos a apuntar en este espacio jamás lo han mencionado los ‘analistas nacionales’
El problema de fondo es que la ‘comentocracia’ nacional, esa que vemos en los canales Foro TV, Milenio, Excélsior, entre otros espacios, vive en los fraccionamientos de clase media alta de la Ciudad de México. Viven en Lomas de Chapultepec, Tecamachalco, Coyoacán, San Ángel, en la colonia del Valle.
Y por esta razón medular no entienden lo que significa el término: ‘víctimas de la guerra’. Porque el mayor drama para esos ‘comentócratas’ es el robo de una cartera afuera del supermercado. Pero en sus colonias jamás ha ocurrido una balacera de una hora; tampoco tienen vecinos con un familiar desaparecido desde hace tres años; mucho menos saben lo que significa ir a una zona donde ni el Ejército, ni la policía se atreven a entrar.
La ‘comentocracia’ chilanga ve la guerra y el genocidio desde lejos; desde la comodidad de una urbe que todavía no llega al grado de descomposición de Ciudad Juárez, Reynosa, Coatzacoalcos, Uruapan o Torreón.
Por esta razón cuando Jaime Rodríguez ‘El Bronco’ y Ricardo Anaya preguntan a Andrés Manuel a bocajarro: ¿Vas a darle amnistía a los delincuentes? La respuesta la esperaban esos millones de personas que viven en ciudades y estados bajo el yugo del crimen organizado; que todos los días saben de un ejecutado, un desaparecido, una familia víctima de un secuestro o de la extorsión.
La respuesta ambivalente, vacía, carente de firmeza y de fuerza de López Obrador tuvo un efecto devastador allá en esas colonias de Poza Rica o en Villas de Salvárcar, en Juárez. Un efecto desolador, que ni remotamente se puede comparar con el que tuvo en la colonia del Valle.
En ese momento quedó en claro que tanto el PAN de Anaya y el PRI de Meade utilizarán la palabra ‘amnistía’ como el eje central de la embestida contra AMLO en las semanas que quedan de campaña.
Hasta el momento López Obrador no ha explicado con suficiente claridad a qué se refiere con su ‘amnistía’.
¿A quién se le daría? ¿A los grandes capos, a los sicarios? ¿A las autodefensas que aún operan? ¿A los campesinos que siembran y cosechan amapola en la sierra de Guerrero? ¿A los huachicoleros poblanos? ¿A quiénes? Y ¿En qué casos?
AMLO tuvo la oportunidad histórica de llevarse ese 14 por ciento de mexicanos que aún están indecisos; esos electores que todavía no son convencidos por ninguno de los aspirantes.
Pero mientras no defina una postura y no aclare sus tesis frente al genocidio, frente el Holocausto Mexicano, entonces simplemente será blanco de los mayores y más severos misiles por parte de sus adversarios.
Mientras tanto para el país devastado que sufre la violencia, el de las madres que buscan a sus hijos en fosas, para ese México todavía no hay, ni habrá candidato.
Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.