Claramente desde arriba, donde ella está, no alcanza a ver la descomposición hacia abajo de su partido. Este sexenio no fortalecieron ni apapacharon a sus bases, por el contrario, les pidieron sacrificios y aguantar.

La gente se cansa y pues se va con otros partidos que sí les retribuyan el esfuerzo que hacen. Y es por eso que, desde hace varios años, la gran maquinaria aceitada de elecciones que era el PRI se desconchinfló, se fue oxidando, deteriorando y perdiendo piezas.

Antes el PRI se aseguraba que a lo largo de su sexenio todos sus simpatizantes y sus bases recibieran los beneficios del estado en materia de salud, de educación, de apoyos para el campo y otros tipos de prestaciones. Este sexenio no fue así.

El trabajo de gestión que hacen muchos diputados para sus zonas era más difícil de conseguir si eras legislador por el PRI que si eras legislador de oposición.

Muchas agrupaciones locales pequeñas no fueron atendidas y ese vacío fue aprovechado por otros grupos de poder: llámese Morena, PAN, PRD, PVEM, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano o hasta el crimen organizado.

Las estructuras ‘fuertes’ del PRI que quedan están en Sonora, Sinaloa, Yucatán y más o menos en Estado de México. En los demás estados han sufrido fuertes fugas y se encuentran debilitadas.

Puebla es un gran ejemplo. Fue gran bastión del PRI. Fue de los últimos estados en donde arrasaban. Pero al PRI Puebla le costó mucho trabajo quedarse sin un líder en el gobierno y terminaron peleándose unos con otros.

El PAN y el gobierno de Moreno Valle que conocía muy bien las estructuras las cooptó, las apoyó, las atendió y se las quedó. Hoy al PRI Puebla le quedan pocos leales, muchas veletas, e indecisos.

En las elecciones intermedias de hace tres años las estructuras territoriales del PRI hicieron grandes esfuerzos bajo falsas promesas de que llegarían recursos y pues no se operó porque dicen que no llegó el dinero.

Muchos de los dirigentes actuales no saben de operación de campo. Confían en viejos liderazgos para que ejecuten órdenes. Pero no hay nadie que verifique si esos liderazgos aún existen a nivel local y si en verdad tienen la capacidad para operar; es más nadie verifica que de verdad operen.

Así que la Señora Ruiz Massieu está confiada en algo que ya no existe. Sus gremios divididos. Sus organizaciones descontentas. Sus liderazgos envejecidos. Y su gente cansada de que no le cumplan.

Por eso ha sido fácil para López Obrador jalar a sus bases y crear nuevos pactos basados en la esperanza. Ustedes son responsables del deterioro de las bases, de descuidar a la que antes era su gente, y por eso van a perder.