Durante las campañas, nadie quiere decir qué haría en caso de perder y terminar siendo oposición al gobierno. Pero, el tipo de oposición que serás también importa y puede incidir en el futuro del país tan significativamente como quién sea el ganador.
Si pensamos en el PRI como oposición de Fox y de Calderón, pues fueron relativamente responsables. Apoyaron en muchas de las reformas que cada uno impulsó, excepto claramente en la energética.
Pero, si lo pensamos a nivel local, en Puebla durante el gobierno de Moreno Valle, el tipo de oposición del PRI fue nula. Se puede decir que muchos priístas hasta se vendieron y le compraron el tapete rojo al morenovallismo.
Si vemos al PAN en el sexenio de Peña, fueron indispensables aliados para aprobar todas las reformas que impulsaron al principio del gobierno. El PAN suele aliarse a grupos de la sociedad civil para presionar ciertas decisiones; pero sin generar inestabilidad.
En contraste, Morena es una oposición que a todo dice que no. Prefiere no corresponsabilizarse de decisiones ajenas y, si no es su proyecto, todo está envuelto en sospechosismo y corrupción. Los grupos de presión de Morena son, más bien, grupos de choque que buscan reventar acuerdos y acaban generando inestabilidad.
El PRD es una oposición mixta y depende quién lidere las bancadas si apoyan o no. Han tratado de ser una izquierda responsable, pero también tienen grupos radicales. No queda claro hoy en día qué representan.
Por eso, es fundamental que los candidatos al Congreso y al Senado de los Partidos dejen en claro qué papel jugarán como ganadores o como perdedores. Dados los miedos de muchos ciudadanos a los cambios que podrían venir con AMLO como presidente, es indispensable conocer cómo frenarían propuestas que signifiquen un retroceso democrático.
La verdadera oposición política es parte esencial en cualquier democracia. Garantiza los pesos y contrapesos del gobierno. Debe ser vigilante no sólo del uso de los recursos; sino salvaguardar la constitución y las leyes.
Cuando no existe, se da pie al autoritarismo y a las dictaduras. Nuestra historia, y gran parte de la historia de Latinoamérica, lo sabe bien. El pluralismo es la salvaguarda de la democracia, si no hay muchas voces compitiendo los pasos que se toman pueden ser para atrás.
Entonces, es importantísimo que no le demos carro completo a nadie; que, a pesar de que simpaticemos con un partido más que con los demás, diferenciemos nuestro voto en los distintos niveles de gobierno; pero que también pidamos que los partidos presenten una propuesta en caso de resultar perdedores y ser oposición.
Finalmente, la población organizada también puede ser una oposición. Aunque pocas veces logra ser suficientemente efectiva para lograr cambios sustantivos, sí puede ejercer presión para que ciertas cosas se logren o no. ¿Tú ya pensaste qué tipo de oposición serás si no gana tu candidato?