Es padre soñar con todas las cosas bonitas que nos prometen cada seis o tres años. Imaginarnos cosas chingonas, dirían. Pero con el triunfo viene la obligación de cumplir y es ahí donde siempre nos quedan a deber.
La situación de inseguridad que vive el país está complicadísima de resolver, con regiones en donde el crimen organizado tiene completamente cooptado al gobierno, las policías, el cobro de ‘derecho de piso’, y casi casi con quien se va a casar tu hija. Esto por decir lo menos.
El problema de las diferencias abismales entre ricos y pobres van a seguir. Mientras no haya mayor educación, mayores oportunidades, inversión, sensibilidad y muchos otros etcéteras la cosa no va a cambiar mágicamente. Así que, si los ganadores se empeñan en mejorar esta situación, va a tomar tiempo solucionar este problema (si es que se logra) y nuestra circunstancia actual no cambiará en el corto plazo.
La corrupción y la impunidad que tanto nos indigna y nos enoja es otro de los temas que no se van a borrar de un día para otro. No vamos a amanecer más honestos. No vamos a despertar el lunes más justos y con todos los culpables procesados. Así que eso también tomará tiempo (si es que algún día se logra cambiar esta mala costumbre tan arraigada en nuestra sociedad).
La salud, la educación, los baches, los tiempos de traslado, la infraestructura, la migración, nuestra relación con Estados Unidos, el comercio internacional, la situación de Pemex, la deuda externa, el tipo de cambio, todo va a seguir igual el 2 de julio.
Así que la única manera de seguir soñando será si la Selección pasa al quinto partido. Ja, ja, ja. No es cierto. La única manera de mantener la esperanza en el futuro es confiando en nuestro trabajo, en nuestra dedicación diaria por alcanzar nuestras metas. Somos nosotros mismos los que podemos lograr las cosas ‘chingonas’ que nos imaginemos.
Esperemos que las ganas con las que debatimos y discutimos defendiendo uno y otro candidato se las echemos a lo que sigue; y que, muchas de las ideas que se nos ocurrieron en estos meses tan politizados las concretemos en hechos.
Lo que sí, es que estuvo divertido. Gracias por tanto material y tantas ideas. Gracias por ‘sacar el cobre’ o por sorprendernos. Gracias por tanto ‘meme’. Gracias por la madurez o inmadurez de algunos. Gracias por los juicios valorativos, las críticas y el ‘chismerío’. Gracias por los ataques, contraataques, respuestas, defensas y demás. No gracias por las fake news, las ofensas, la demagogia y las mentadas de madre. Dentro de lo que cabe, fue una intensa temporada de campañas que se ha vivido al máximo.