En el primer trimestre de este año escolar mi hija sacó nueve en matemáticas. Ustedes dirán que es una excelente calificación y seguramente mi hija es buena en matemáticas. Pero ¿qué creen? ¡En el examen trimestral sacó 6.9!
¿Y cómo es posible que alguien que sus conocimientos reflejan que entendió o sabe hacer bien a penas la mitad del examen tenga 9? Pues resulta que el examen sólo vale 20 por cineto de su calificación y en el resto de las áreas de calificar: tareas, cuadernos, ejercicios en clase, participación sacó 10. Lo que están midiendo es si es cumplida, no si sabe hacer matemáticas.
Yo sé que mi hija es cumplida. Mi trabajo como mamá es asegurarme de eso. El trabajo de la maestra es que aprenda matemáticas. Y me temo que su trabajo no es muy bueno. Pero ¿qué creen? Nadie se va a dar cuenta que el trabajo de la maestra podría mejorar, porque el efecto secundario de esta forma de evaluar a los maestros y a los niños permite estos perversos resultados.
Mientras tanto, mi hija seguramente batallará con las matemáticas el resto de su vida y los sueños y las ganas de tener más mujeres en áreas de ciencia, cómputo, ingenierías que requieren de matemáticas dependerá del trabajo que yo haga en casa o en clases particulares para fortalecer lo que el Estado y su sistema educativo no puede dar.
Y luego otra vez caemos en que habrá distinciones y mejores oportunidades para unos que para otros. ¿Sólo aquellos niños que tienen el privilegio de tener clases particulares podrían destacarse en el futuro? Serán esos niños que entrarán a carreras con perfiles como la ciencia, la tecnología, la robótica y la innovación; y cuyas profesiones tendrán más demanda en el futuro y mejores salarios.
Obvio hay excepciones en todo el camino, buenos maestros, niños extraordinarios, etcétera; pero la normalidad es la mediocridad. Me dicen que esta manera de evaluar a niños y maestros es parte de la Reforma Educativa de Peña. Entonces, si es así, me parece perfecto que deroguen.
Pero ¿qué la va a sustituir? Pues al parecer, la va a sustituir algo que asegura que los maestros sigan siendo personas admirables, con gran vocación, paciencia para aguantar a nuestros hijos ¿y la educación académica de calidad? ¿los métodos de enseñanza innovadores? ¿la competitividad? ¿la preparación para un futuro próspero? ¿la excelencia? Creo que no están incluidos.
Entiendo que hay muchas visiones de lo que debe ser la educación y las prioridades en la educación. No hay un consenso sobre para qué se estudia, ni qué deben aprender los niños en la primaria. La discusión de los expertos es interminable. Pero la respuesta debería estar ligada al rumbo que queremos que tome el país ¿y cuál es ese? No me queda claro con la propuesta de Reforma Educativa.
Parece que lo que importa es el maestro, su sueldo, prestaciones, posibilidad de crecer, la seguridad laboral. Pero no importa la calidad de la educación, o al menos no es prioritaria. No importa el alumno y su futuro. Sigamos haciendo estudiantes mediocres que sacan 9 en matemáticas pero que a penas pueden resolver la mitad de un examen.