Este fenómeno genera las condiciones propicias que muchos buscan para soltar versiones que generan incertidumbre y desorientación y cierran los caminos para un buen entendimiento entre corrientes opuestas.
El reto de una sociedad madura, dueña de su criterio, es alentar el diálogo respetuoso entre criterios dispares para enriquecerse de manera recíproca lejos de posiciones dictadas por la víscera que sólo destruye y profundiza la polarización de la sociedad desde el seno familiar.
Nunca antes el manejo de la desinformación fue tan fácil y efectivo como resulta hoy gracias a los dispositivos que ya forman parte de las personas del siglo XXI, con más, con menos avance y lujo tecnológico.
Estos medios hoy nos sorprenden con cadenas informativas que más bien resultan desinformativas, como cuando han reproducido una bola de historias como el que la iglesia Católica puede excomulgar a quienes voten por X personaje, además, asustan con historias como la de que los templos van a ser cerrados como en el siglo pasado y que nadie podrá tener más de una propiedad en este país.
Versiones que sí han logrado sembrar incertidumbre y temor,
las mismas historias difundidas y reproducidas por todos aseguran también que los resultados ya los tiene sobre la mesa la autoridad electoral y sólo falta esperar a que usted y yo vayamos a votar el uno de julio.
Tantas y tantas aberraciones que retratan la inmadurez de una sociedad que resulta proclive a cualquier manipulación, va a conseguir que cualquiera con ganas de salir adelante con sus proyectos personales se pierda en el horizonte con su buena fe, sus buenas intenciones, sus ilusiones.
Lo recomendable hoy es escuchar, procesar y sacar sus conclusiones.