En el caso de Andrés Manuel López Obrador, sus asesores harían bien en  recomendarle “cautela” con todo y su triunfo en la bolsa, porque los últimos días se le ha observado desbordado y excedido en todas sus declaraciones, al grado de resultar molesto para algunos e impertinente para otros.

Este enfoque incluso puede llevar el riesgo del replanteamiento del voto entre quienes buscan una tercera vía para que este país cambie.

El exceso de declaraciones sobre su seguro triunfo también pone a sus contrincantes en la disyuntiva  de buscar lodo y estiércol para opacar su éxito y buscar nuevos frentes para atacarlo.

Andrés Manuel está en el ánimo de sus seguidores y de las encuestas tanto profesionales como ‘patito’ que le dan el éxito, y lo proyectan desde tres semanas antes de las elecciones como el ganador incuestionable y por consiguiente el seguro presidente de México.

 Sin embargo, sabemos que en nuestro país las encuestas anteriores a las elecciones siempre han sido inexactas.

 Tenemos varios casos y ejemplos.

 La idiosincrasia del mexicano lo lleva a esconder su auténtico sentir, lo mismo cuando es interrogado sobre marcas de productos, estaciones de radio, programas y ahora sobre preferencias electorales.

Otro factor que puede alterar un resultado la víspera del proceso es el caso de quienes ya confiados no llegan a las casillas por diversos factores, desde el que trasnochó – con todo y la ley seca-, hasta el que se va a hacer deporte llanero y después se va a festejar.

En este tema tenemos también como factor de riesgo el caso de las aborrecidas encuestas que hoy insistentemente levantan vía telefónica tanto a través de celular como de la telefonía fija. Algunos no contestan y otros dan respuesta ‘de avionazo’ para quitarse de encima al engorroso encuestador.

Añadamos el problema de la inseguridad, que pone a muchas personas temerosas ante lo que le preguntan vía telefónica. Estas personas responden generalmente con un sí a todo.

Por lo anterior, llegamos a la conclusión de que la gran encuesta habrá que esperarla hasta el primero de julio en un contexto de descontento social por todo lo que ocurre, sobre todo debido a los golpes al bolsillo por el permanente ‘gasolinazo’ y la inseguridad que nos ha tocado vivir por todas partes.

Por todo esto, hay que esperar a la noche de la elección para comprobar el humor y ánimo de los votantes.