El fenómeno es normal, hay que admitirlo, cuando se está bajo reflectores y nos enfrentamos a los jueces más severos, como somos cada uno de los mexicanos, y sobre todo cuando nuestro personaje prometió demasiado, al grado que algunos lo calificaron como ‘la esperanza de México’.

 

A juzgar por los hechos, el famoso AMLO ya comenzó a fallarse a sí mismo y a todos.

 

Lamentablemente, muchas de sus decisiones lo han colocado al nivel de la gran y reconocida filósofa ‘La Chimoltrufia’, que un día dice una cosa, otro dice otra sobre el mismo tema.

 

Los ejemplos sobran

 

El aeropuerto, los súper salarios, el personal de apoyo en la Cámara de Diputados, etc.

 

Todo junto permite ver que el presidente electo tiene muchas presiones que le limitan rescatar con hechos sus promesas de campaña.

 

En este juego también influye mucho el hecho de que el presidente en funciones, Enrique Peña Nieto, le haya cedido los reflectores, con todo y poder, antes de tiempo, casi cinco meses antes de que arranque su plazo constitucional.

 

De paso cabe la pregunta a Peña Nieto: ¿tan harto está de dirigir esta nación?

 

Pero volviendo a ‘la esperanza de México’, con su actitud ha dado ejemplo a muchos personajes que fueron elegidos para gobernarnos, los cuales  también aplican la filosofía ‘Chimoltrufia’ sin enrojecerse.

 

Mire usted a nuestra alcaldesa electa, que un día nos presenta un nuevo escudo de Puebla, pero ante la crítica, que lo consideró horroroso, lo bajó sin problema y decidió buscar otro.

 

De paso, en este caso queda la pregunta: ¿y el premio de los 30 mil pesos se le quedará al autor?

 

La electa edil también contraviene la intención de su jefe AMLO de municipalizar las aguas ¿acaso no lee diarios?, ¿su equipo no le entrega un resumen de la línea que sigue su líder moral?

 

Declaraciones sobre este tema han provocado los más severos comentarios, como el de alguien que sí sabe mucho al respecto, Francisco Castillo Montemayor, quien benevolente dijo: “tal vez por ignorancia e ineptitud de su equipo de asesores  hace estas declaraciones.

 

Y lo deja en ignorancia para no malpensar que se puede tratar de un caso de corrupción, contubernio o asociación delictuosa, prácticas que estuvieron presentes entre los personajes que concluyen su gestión.

 

Y como dice don Francisco Castillo, “sería una asquerosa traición”.

 

Y bueno, ya para qué ahondar en la incongruencia que está caracterizando a los morenos en sus actos, con el caso de Yáñez y su distinguida esposa es suficiente, con todo y que la señora Yáñez sea “muy rica” debe tener claro con quién se desposó y al círculo que pertenece.