Viernes, 22 de Agosto del 2025
Viernes, 29 Junio 2018 02:57

Se inició ayer la etapa de “reflexión”

Se inició ayer la etapa de “reflexión” Escrito Por :   Gabriel Sánchez Andraca

Entramos ya de lleno en la “etapa de reflexión”. Las campañas políticas más mortíferas de la historia: el saldo es de 133 políticos muertos, entre precandidatos, candidatos y políticos en ejercicio. Ello nos da una idea de la grave descomposición política del país, de la que se derivan la descomposición social y económica.


 

           Fueron 26 los estados afectados con esta violencia inédita en procesos electorales del país.  

 

           Estos estados fueron Guerrero y Oaxaca, el primero con 12 asesinatos de políticos y 14 de candidatos o aspirantes a serlo; el segundo con 21 asesinatos de políticos y cinco de candidatos o aspirantes a serlo.

 

          Hubo además 47 tentativas de homicidio y 50 homicidios de familiares de políticos.

 

          Casi todos los partidos se vieron afectados por esa ola de violencia: suman 45 priistas, 20 morenistas, 18 perredistas, 14 panistas, seis petistas, seis de Movimiento Ciudadano, seis sin partido, cinco de usos y costumbres, cuatro del PVEM, tres del PES y seis de otras filiaciones.

 

           Puebla no se salvó de la violencia política y el saldo fue de ocho asesinatos de políticos y cinco de candidatos o aspirantes a serlo.

 

           Esta inédita violencia política-electoral nunca antes se había registrado. Tal vez lo que la alentó fueron las ‘guerras sucias’ que surgieron dentro de la clase política.

 

           Los candidatos, desde los presidenciales hasta los aspirantes a presidentes municipales de pequeñas o medianas jurisdicciones se sintieron obligados, impulsados por el ejemplo de los abanderados a presidente de la República o a gobernador de alguno de los nueve estados que tendrían elecciones para esos cargos, a descalificarse mediante acusaciones, reales o ficticias, de corrupción o arbitrariedad hacia sus contrincantes y hasta a insultarse.

 

           Eso provocaba el enojo de los atacados, quienes respondían con la misma furia, y en muchos casos dieron lugar a agresiones físicas a través de gente pagada para ello, lo que explica el que los autores materiales no hayan sido aprehendidos en la mayoría de los casos.

 

          Esto es algo que no debe volver a ocurrir, porque nos exhibe ante el mundo entero como un país atrasado y violento, sin democracia real ni respeto a los derechos humanos.

 

           Debe haber un proyecto de las nuevas autoridades para culturizar a la población a fin de que los mexicanos aprendamos a resolver nuestras diferencias mediante el diálogo y no en forma violenta. Esto debe empezar desde la primaria, la secundaria y la preparatoria, y extenderse a toda la población.

 

            Y hablando de proyectos, los productores de leche esperan de las próximas autoridades del país un plan para salvar a la ganadería lechera de México, que está en proceso de extinción.

 

             Ello por falta de apoyo a esta actividad, de la mayor importancia para la alimentación y economía, pues somos dependientes en producción de lácteos. Firmas comerciales, la mayor parte de ellas extranjeras, controlan el mercado de leche y derivados de ésta, mediante la industrialización y comercialización de esos productos, que son elaborados con fórmulas químicas utilizando sólo leche en polvo importada.

 

            Los productores locales, sobre todo los medianos y pequeños, tienen que vender su producto a Liconsa -empresa paraestatal- o a empresas grandes que comercializan el producto en los supermercados a un precio bajo, que no compensa ni siquiera la inversión y menos el trabajo de los ganaderos.

 

            Las políticas agropecuarias de los últimos gobiernos mexicanos han obligado a los pequeños y medianos ganaderos a cerrar 600 mil establos, quedando ya sólo una mínima parte, la cual a través de la organización de productores y consumidores  hace el llamado a las próximas autoridades para tomar cartas en el asunto.

 

           Dicen que el agravamiento de su situación se inició con la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, países que han salido ganando en esta lucha.

 

            Contrario a lo que opina el presidente Peña Nieto, consideran que garantizar la independencia alimentaria no es una política atrasada. Todos los países del mundo buscan eso, producir los alimentos necesarios para atender la demanda de su población, porque así se garantiza su independencia y soberanía.

 

             Somos importadores de maíz, frijol y arroz, entre otras cosas, además de productos lácteos. Si uno de estos días despierta de malas el señor Donald Trump y decreta a través de un tuit la no venta de esos productos indispensables para nuestra alimentación, qué vamos a hacer. Claro, comprar en otras partes, pero los arreglos llevarán tiempo y aunque lo logremos, continuaremos siendo dependientes.

 

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