Los cambios culturales son sumamente difíciles y sobre todo, lentos: los de Morena llegan al poder gracias a una votación aplastante de los ciudadanos que les entregan la Presidencia de la República, el Senado y la diputación federal, así como muchas presidencias municipales, gubernaturas y legislaturas locales y ellos, los nuevos amos del país, empiezan a actuar precisamente como lo hicieron los anteriores amos, los priistas, a quienes tanto criticaron por actuar exactamente como ellos lo están haciendo.

 

            Los panistas y sus aliados del PRD y de los partidos chiquitos se quejan de que los de Morena los ‘mayoritean’, como estando en el poder lo hicieron el PRI y el PAN; de que no tomen en cuenta sus propuestas y sus protestas y que las mismas se vayan al bote de la basura por una aplastante votación mayoritaria sin tomar en cuenta sus argumentos. Pero ésa es una herencia cultural priista que gobernó al país en forma total durante más de 80 años.

 

             Cuando el PAN ocupó durante 12 años la Presidencia de la República, actuó igual que el PRI y aquí en Puebla así lo hizo durante los seis años de panismo morenovallista, incluso se aprobaron leyes impopulares como la de la privatización del agua y la famosa ‘Ley Bala’, a las que después el PRI en campaña ofreció derogar, cuando los mismos priistas las aprobaron y hasta elogiaron, por razones de pesos, no de peso.

 

               El PRD, aliado del morenovallismo, también aprobó las leyes, no asistiendo a la sesión del Congreso donde se hizo la aprobación por la mayoría panista y sus “aliados”, los priistas.

 

               Muchas iniciativas del ejecutivo se aprobaron ‘al vapor’, es decir, sin discusión alguna y ahora que son oposición el PAN y sus aliados protestan que los de Morena actúen igual.

 

                No estamos defendiendo la actitud de los del nuevo partido en el poder, estamos explicando las razones por las que están actuando, unos y otros, igual que en el pasado reciente.

 

                La mayor parte de los diputados de la nueva legislatura local no tienen ninguna experiencia política, no tienen oficio y tampoco sensibilidad política y su comportamiento es el de adolescentes, quieren vengarse, quieren, ahora sí, que se les tome en cuenta, que sus opiniones y propuestas sean aprobadas y se olvidan del pasado reciente, cuando ellos tuvieron ‘el sartén por el mango’ e hicieron lo que quisieron por la sencilla razón de que eran mayoría.

 

              Para cambiar la cultura política en el país y en el estado, incluso en los municipios, es necesario adquirir madurez, cualidad que sólo alcanzarán quienes realmente la quieren alcanzar. Los debates no tienen porqué ser pleitos de muchachos de secundaria o de preparatoria, deben ser exposición de razones y de argumentos para aprobar una ley, para aprobar un decreto. Muchas veces el partido mayoritario deberá tratar de convencer a sus contrincantes de otros partidos para que aprueben alguna propuesta especialmente importante para ellos y los otros negarse y entonces se hace valer la mayoría y unos y otros deben entender que así es el juego político.

 

             Si actualmente México sigue siendo un Estado laico es porque la ciudadanía no hubiera aceptado volver al pasado, como fue la propuesta panista de siempre: gobernar bajo la tutela del clero católico, porque la mayoría de la población pertenece a esa creencia religiosa. Vicente Fox lo intentó, pero no tuvo eco ni entre los panistas más avanzados y se dio marcha atrás.

 

             Don Juan Flores es un empresario de Tepatlaxco de Hidalgo, socio de la empresa cementera Cruz Azul y uno de los más importantes distribuidores de ese material de construcción en Latinoamérica, así como de la cal que se fabrica en la región de Acajete.

 

            Tiene una fundación denominada ‘Jóvenes Comprometidos’ que ha empezado a trabajar para revertir la mala fama que los pueblos de la región comprendida en el llamado Triángulo Rojo han adquirido con el surgimiento de bandas delictivas dedicadas al robo de combustible y asalto de trenes de carga, mediante un proyecto de educación y deporte.

 

           Para eso cuenta con el apoyo de la CTM y de la empresa Cruz Azul. Su proyecto para que en Tepatlaxco, inicialmente, se cree un centro de Formación y Deporte ya está en marcha.

 

            La educación y el deporte son básicos, nos dice, para evitar que los niños y jóvenes caigan en vicios o se dediquen a realizar actividades fuera de la ley.

 

            No sólo se trabajará en forma directa en la educación y el deporte de los jóvenes y adolescentes, sino que también se otorgarán becas para los niños y jóvenes de la región que requieran de un apoyo para continuar su formación intelectual y deportiva.

 

            Ayer platicamos con él y con un grupo de quienes forman parte de la directiva de su fundación. Todos se muestran entusiasmados con el proyecto que, aseguran, podrá extenderse en toda la región y en otras partes del país.