Fue una reunión de la nostalgia, digo yo, porque empezaron a hablar de quienes habíamos iniciado esta aventura periodística hace la friolera de cuatro décadas.
En este edificio de la 2 Sur, frente a la escuela José María Lafragua, en el despacho número 10, empezamos a trabajar con las antiguas máquinas de escribir, que ahora ya casi no se ven y a imprimir el periódico en una prensa plana reciclada, adquirida en la Ciudad de México.
Se recordaron los nombres de quienes integramos el grupo fundador y resultó que un buen número de ellos ya ha fallecido.
Marcos Rodríguez Barradas, especializado en notas económicas; J Guadalupe Dávila, que escribía sobre cuestiones deportivas; Ivonne Recek de Luque, que escribía una columna de tipo social llamada ‘Qué hay de nuevo Pussycat’ y Manuel Saldaña, que aprendió aquí el oficio de prensista. Otro elemento fallecido ya, que acompañó al grupo en el inicio de la aventura, fue Ramón Sainz López y otro más, Alfonso Yánez y Delgado, que fue muy entusiasta en la conformación de la empresa, pero ya no participó en su posterior desarrollo por tener otras ocupaciones. Alfonso sigue ‘vivito y coleando’, lanzando sonoras carcajadas al espacio y haciendo rabietas debido a su avanzada edad.
Mención aparte con todo nuestro reconocimiento a la compañera María Eugenia Félix, publicista muy capaz, quien dio todo de sí en un periódico que se iniciaba y por cuyo trabajo pudimos sobrevivir sin mucho problema los primeros meses. ‘Maru’, como le decíamos sus amigos, falleció varios años después del nacimiento de este diario.
Para todos ellos nuestro reconocimiento y nuestro agradecimiento por su apoyo. Los recordamos con gran aprecio de nuestra parte, donde quiera que estén.
El primer número de CAMBIO salió a la luz el 22 de diciembre de 1978 poco después del mediodía. Le ganamos a La Voz de Puebla, el diario vespertino de la cadena García Valseca, decíamos en broma, pues los trabajadores del taller no le habían agarrado la onda al manejo de la prensa, todavía.
‘Haiga sido como haiga sido’ salimos y luego nos declaramos en vacaciones para organizar mejor el trabajo del taller de imprenta que teníamos, antigüito y todo, pero era nuestro taller. Además todo mundo ya andaba en esas ondas de la Navidad y el Año Nuevo y de las vacaciones y pues se nos hizo fácil...
Pero además, este reportero, que era director fundador del diario, tenía un problema personal, la gravedad de mi padre que falleció el 5 de enero del 79, cuando Puebla se aprestaba para recibir por primera vez la visita de un papa, Juan Pablo II, que vino a inaugurar los trabajos de la CELAM, que se realizaron en esta ciudad y que reunieron aquí a lo mas destacado de la Iglesia Católica de América Latina.
Puebla había sido escenario, en los años 60, de una encarnizada lucha por el control de la UAP, única universidad que existía en la entidad.
Es ahora la universidad pública más importante de Puebla y su control se lo disputaban organismos religiosos del catolicismo y de la iniciativa privada, contra grupos liberales, masónicos e izquierdistas.
La lucha duró 10 años y en 1972 triunfó finalmente el grupo liberal que los católicos llamaban “comunista” y la entidad poblana empezó a recobrar la calma.
La llegada del gobernador doctor Alfredo Toxqui contribuyó enormemente a serenar los ánimos rijosos de los dos grupos que provocaron la división de la sociedad poblana.
Ya sin los enfrentamientos entre las dos corrientes ideológicas que dominaban el ambiente se aceleró el desarrollo y se pudo lograr un crecimiento que a todos beneficia.
Los universitarios de los distintos grupos contribuyeron a desmontar la violencia dentro de las instalaciones universitarias, escribiendo sus principales líderes, artículos sobre los temas en disputa, en las páginas de nuestro diario.
Además, el gobierno estatal facilitó la creación, con reconocimiento oficial, de la Upaep, universidad de tipo confesional a la que se inscribieron alumnos de tendencia conservadora.
Ahora Puebla cuenta con más de 100 universidades privadas en varias de sus principales ciudades, sobre todo en la capital, que atraen a alumnos de entidades vecinas y de otras no tan cercanas a nosotros.
La Puebla conservadora se ha transformado. Esta es una entidad liberal, abierta a todas las corrientes del pensamiento, tolerante y sin prejuicios.