Jueves, 25 de Abril del 2024
Viernes, 24 Agosto 2018 03:10

Peña Nieto, el peor presidente de la historia de México

Peña Nieto, el peor presidente de la historia de México Escrito Por :   Arturo Rueda

Se equivocan quienes conceptualizan a Peña como un “político rata”. Creo que es al revés: es una ‘rata política’, es decir, alguien que se metió a la política para robar y erigió una cleptocracia única en el mundo, porque la instrucción de robar salía directamente desde la casa presidencial


 

Yo confieso que, por un momento, tuve el arranque de acercarle a Enrique Peña Nieto una caja de pañuelos, de darle un abrazo, al ver la entrevista lacrimosa de Denisse Maerker a un presidente derrotado.

 

El mexiquense eligió para hablar y contar su ‘verdá’ la peor de las semanas. La inició siendo ‘zarandeado’ por la reaparición de Elba Esther Gordillo y la sentencia a la reforma educativa, que horas después ratificó en su carota Andrés Manuel López Obrador durante el tributo de los vencidos a los vencedores en Palacio Nacional.

 

Si se propuso darnos lástima, Peña Nieto casi lo logró. Casi, porque tiene suficientes méritos para ser considerado el peor presidente de México y, en consecuencia, el peor presidente emanado del PRI.

 

Porque su único legado es ése: la destrucción del PRI como vehículo de ascenso al poder, y el gobierno más corrupto de la historia nacional.

 

Se equivocan quienes conceptualizan a Peña como un “político rata”. Creo que es al revés: es una ‘rata política’, es decir, alguien que se metió a la política para robar y erigió una cleptocracia única en el mundo, porque la instrucción de robar salía directamente desde la casa presidencial.

 

Un cierto aire patético, de indefensión, lo acompañó en la entrevista con Denisse.

 

Un error que desnudó su debilidad en los meses que le quedan al frente de la Presidencia, y que luego quiso corregir con Ciro Gómez Leyva, donde inició el reparto de culpas.

 

Con Ciro, adjudicó la responsabilidad de la brutal paliza que se llevó el PRI a José Antonio Meade: no funcionó como candidato.

 

En realidad debió ser un mea culpa de Peña Nieto: me equivoqué al escoger al candidato presidencial del PRI.

 

Lo escribí varias veces en este espacio: Meade es el error de noviembre de Peña Nieto. Equivocarse en la sucesión es su responsabilidad histórica, además de todos los demás horrores. El costo de equivocarse es perder el poder.

 

En la pulverización del PRI acompañan a Peña Nieto todos los priistas que asumieron una condición de sumisión y le dieron ‘manga ancha’ al mexiquense para hacer y deshacer con su partido. A la mayoría los compró con la moneda de la corrupción. A otros con el cuento de la institucionalidad. Nadie alzó la voz y se les hincharon las manos de tanto aplaudir sus excesos, embriagados por la vuelta a Los Pinos.

 

Pero desde 2016 una parte del priismo, militantes, simpatizantes y votantes comenzaron a fugarse, silenciosamente, a ‘cuentagotas’ hacia Morena para apoyar el proyecto de López Obrador.  No todos fueron tan cínicos, no todos fueron tan ambiciosos, no todos querían ‘mancharse’.

 

Fueron tan dóciles que le permitieron designar a un “no priista” como candidato presidencial del PRI por primera vez en su historia con el cuento de que debían “ciudadanizar” a la vieja maquinaria. Esa decisión agravió al priismo, pero todos se mantuvieron en silencio.

 

Y ahora lo más sencillo es culpar a Meade del desastre, mientras los remanentes dóciles del PRI le permiten seguir ‘mangoneando’ al partido al designar a Claudia Ruiz Massieu y al ‘negro’ Juárez Cisneros como coordinador en San Lázaro.

 

Nadie ‘alzó la mano’ y se olvidó la militancia beligerante, como en tiempos de Zedillo, que le impuso los candados.

 

De la mano de Peña, los priistas fueron al matadero. Ahora no pueden quejarse ni rebelarse, pues es probable que esa marca partidaria nunca se reponga de la ‘madriza’, pese a aquella vieja verdad de que las derrotas no son permanentes.

 

A Peña Nieto le espera el mismo futuro que le espera a todos los perdedores: la incertidumbre del futuro, los asaltos a la tranquilidad. En su caso específico, el repudio social y, más tarde que temprano, la expulsión de lo que quede del PRI cuando logren quitarse la correa.

 

Me alegro: Peña Nieto es el peor presidente de la historia de México.

 

Se merece los escupitajos que le esperan, el vilipendio y el basurero que la historia le ha reservado.

 

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