Si la apertura, embalado y traslado de las más de siete mil casillas electorales al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) donde arrancará hoy el recuento total de la elección a la gubernatura tardó más de 15 horas de trabajo continuo, no quiero imaginar la pesadilla que será destapar todos los paquetes y, en presencia de actuarios, secretarios, representantes de partido en 60 mesas de trabajo coordinados por seis magistrados de Sala Regional, al grado que ese recuento podrá tardar entre siete y 10 días laborales.

Una pesadilla necesaria, por cierto, para terminar con el mito genial del “fraude electoral” que mantiene a Puebla en la incertidumbre dado el berrinche de las cúpulas de Morena que simplemente no digieren la idea de que los poblanos votamos mayoritariamente por Andrés Manuel López Obrador como presidente, pero no por Luis Miguel Barbosa para gobernador.

El alcance del fallo de la Sala Superior del TEPJF es histórico, pues nunca se había ordenado un recuento total de una elección a gobernador, por lo que si el objetivo inmediato es dotar de certeza a unos comicios ‘sobrecalentados’ por la cúpula de Morena, también es que después del recuento realizado por los magistrados, la elección de gobernador en Puebla se convertirá en la más limpia de la historia.

Sí, no dudo en volverlo a escribir: tras el conteo, la elección de gobernador en Puebla se convertirá en la más limpia de la historia. Gane quien gane. Ya no habrá debate ni teorías extravagantes del fraude como el algoritmo, los laboratorios donde se falsificaron paqueterías y las actas, o los paquetes extraviados durante más de 12 horas, o la sarta de #FakeNews que los adictos a Barbosa han diseminado durante más de dos meses.

¿Por qué no habrá más debate ni teorías extravagantes? Porque lo que va a realizar el TEPJF es un nuevo conteo, es decir, todas las actas y cómputos distritales serán eliminados, ya no cuentan, porque lo que se va a realizar, literalmente, es un voto por voto que producirá nuevas cifras de los resultados en cada casilla, en cada sección, en cada distrito y, finalmente, en un cómputo final que ratificará los votos favorables a Martha Erika Alonso, reducirá la brecha entre primer y segundo lugar, o encaramará a Luis Miguel Barbosa como ganador.

Pero el candidato de Morena es muy pesimista igual que todos en Morena en Puebla, y hasta en el CEN de Morena. Y si el recuento del TEPJF va a destruir todas las teorías alocadas del fraude, Barbosa ya tiene una nueva: la paquetería electoral fue manipulada dentro de la bodega pues se rompió la cadena de custodia. Así, con esa simpleza, dirá que no respeta el resultado y mantendrá la impugnación.

Ayer mismo sus medios de comunicación adictos u orgánicos, especialmente La Jornada de Oriente, se dedicaron a difundir #FakeNews o la propaganda de porqué la paquetería no es confiable. Que si funcionarios del TEPJF confirmaron que se violó la bodega, que si había otras puertas, que si la paquetería sólo estaba resguardada por una malla y una lona, que si funcionarios del IEE ingresaron el jueves pasado sin motivo alguno.

Toda esa información provino no de los reporteros de La Jornada de Oriente —que ni siquiera se pararon en la sede de la bodega— sino de los representantes de Morena al interior del galerón mientras se realizaba la diligencia que duró más de 14 horas. En esa diligencia, dirigida por funcionarios del TEPJF, fue lenta, lentísima, porque se verificaba cada paquete por todos los involucrados, incluidos representantes de todos los partidos políticos. Si los funcionarios del TEPJF hubieran encontrado esas irregularidades, ya ni siquiera subían los paquetes o de plano suspendían la diligencia.

Barbosa y su medio orgánico, La Jornada de Oriente, es una fábrica de mentiras como quedó demostrado en la campaña electoral. Todos estos argumentos de la violación de la paquetería, dado que estuvo en resguardo del IEE, es una sarta de estupideces que sólo los más estúpidos pueden comprar. ¿Por qué?

Porque en 60 mesas de trabajo, coordinadas por funcionarios del TEPJF y supervisadas por seis magistrados de Salas Regionales, van a tener en sus manos las papeletas de los más de tres millones de votos que se emitieron en la elección a gobernador. Son ellos quienes van a contar los votos nuevamente, y se van a tardar quizá ocho días hábiles más. ¿A poco son tan weyes que no podrán distinguir actas falsificadas o alteradas? ¿Tan weyes cree Barbosa a los funcionarios y magistrados del TEPJF? ¿A poco sus representantes no podrán denunciar las boletas que de plano se vieran hechizas?

Repito en sentido de fallo que da origen al recuento total: toda la documentación previa como actas de casilla o cómputos distritales queda inhabilitada. Esto es juego nuevo, voto por voto, con lo que las teorías extravagantes de lo que ocurrió en el PREP, los algoritmos, laboratorios electorales de falsificación de actas o estupideces más, quedarán en el olvido. Todo eso ya se acabó con el nuevo conteo.

Ahora, a Barbosa sólo le queda descalificar al TEPJF. ¿Se va a atrever?