Miercoles, 24 de Abril del 2024
Jueves, 18 Octubre 2018 23:25

Texcoco y Santa Lucía: primer mundo y tercermundismo

Texcoco y Santa Lucía: primer mundo y tercermundismo Escrito Por :   Arturo Rueda

Santa Lucía es una obra más barata que nos garantiza el mismo presente pinche que tenemos. Es decir, de todos modos gastaremos dinero, pero ese dinero no tendrá retorno en cuestiones de imagen-país, ni en mejorar la conectividad internacional, y sólo mantendrá el subdesarrollo en materia de transporte aéreo en el que vivimos actualmente.


 

Como bien afirman los consultores en imagen pública, no hay una segunda oportunidad para generar una primera impresión. En ese sentido, la decisión de matar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco mediante una consulta amañada y maniquea es una decisión terrible que pagaremos todos los mexicanos y sus próximas generaciones.

 

Un aeropuerto internacional es una puerta de entrada que representa, a escala de infraestrucura, cómo es un país y cómo se concibe a sí mismo. Mientras más moderno, global e interconectado, mejor será su huble de aerotransporte, y mientras más rústico, impráctico y ruinoso lo es, así también revelará ese país su carácter.

 

El NAICM, diseñado por Norman Foster, es terriblemente caro, es cierto. Pero también lo es porque se trata de una obra de infraestructura para los próximos decenios, cuyo objetivo es mostrar un rostro moderno para los viajeros internacionales que visitan México y proyectarnos como un centro de interconexión global. En Texcoco tendremos eso a un precio altísimo.

 

¿Cuál es la otra opción?

 

Según el proyecto de consulta impulsado por Morena y López Obrador, darle una ‘manita de gato’ al ruinoso aeropuerto actual, saturado desde hace decenios, y reconvertir el aeropuerto militar de Santa Lucía, que se encuentra a más o menos dos horas del actual Benito Juárez, cuyos espacios aéreos son colindantes según MITRE, y peligrosos por tanto.

 

Esta opción, que de forma semántica y tramposa es la que privilegia la pregunta de una consulta mañosa y sin valor legal, saldría muchísimo más barata que el hub diseñado por Norman Foster. Más barato a precios actuales, pero no para el valor del país a futuro, añadiría yo.

 

Uno de los problemas de Latinoamérica es la confusión entre lo barato, lo caro y la frontera entre ambos como concepto de inversión.

 

Pongo un ejemplo. En Barcelona, desde hace casi un siglo se construye la Basílica de la Sagrada Familia, bajo el diseño del genial Antonio Gaudí, cuyas obras están proyectadas para terminarse en 2026, más de un siglo después del arranque de las mismas, cuando el arquitecto catalán aún vivía y sólo alcanzó a ver en vida una de las 13 torres del diseño original.

 

¿Cuánto ha costado continuar la construcción de esta magnísima obra durante más de 100 años? ¿Cuánto pudieron ahorrarse si a la muerte de Gaudí suspendían el proyecto, o lo sustituían por uno menos ambicioso? Quizá mucho dinero...

 

¿Pero cuánto ha ganado la ciudad de Barcelona en los miles, millones de turistas, que cada año acuden con asombro a ver la Basílica, después gastan sus euros en el Camp Nou del Forca Barca, y mientras derraman millones en hospedaje, restaurantes, transportes, compras, diversiones y más?

 

¿Que con Santa Lucía nos vamos a ahorrar dinero? Creo que sí, aunque no hay proyecto ejecutivo concluido, y además habremos de sumar miles por la cancelación de las obras de Texcoco.

 

Pero pensemos como viajeros. Supongamos que aterrizas en el Benito Juárez con una interconexión en Santa Lucía, a más de dos horas de distancia... tu viaje será una pesadilla. O buscas cómo transportarte a esa nueva terminal, o se construye un tren de alta velocidad que reduzca a 40 minutos el traslado de una a otra, o pierdes tu conexión y nunca, jamás de los jamases, querrás volver a pisar cualquier de los aeropuertos mexicanos.

 

Santa Lucía es una obra más barata que nos garantiza el mismo presente pinche que tenemos. Es decir, de todos modos gastaremos dinero, pero ese dinero no tendrá retorno en cuestiones de imagen-país, ni en mejorar la conectividad internacional, y sólo mantendrá el subdesarrollo en materia de transporte aéreo en el que vivimos actualmente.

 

Londres tiene cinco aeropuertos operativos para una sola ciudad -Heathrow, Gatwick, Luton, Stansted y London City- y el debate nunca fue cómo ahorrar dinero, sino cómo incrementar la operación internacional de la ciudad como centro financiero y turístico.

 

Paris tiene tres aeropuertos -Charles de Gaulle, Orly y Beuvais- pero en su construcción o ampliación de terminales nunca se planteó como lógica ahorrar dinero, sino incrementar la conectividad y hacer obras que impresionaran al mundo por su diseño y operatividad.

 

Pienso que hay decisiones que nos acercan al Primer Mundo y otras que nos sujetan al Tercer Mundo y nos condenan al subdesarrollo.

 

La idea de Texcoco es de las primeras, aun tomando en cuenta su costo oneroso. La de López Obrador es un paso en la dirección del Tercer Mundo y una condena al subdesarrollo. Ahorrar dinero con pésimas razones y peor visión de futuro. Todo lo que se gaste en Santa Lucía es echarle dinero malo a una opción mediocre, insuficiente y pinche.

 

La dirección de AMLO es hacia atrás, cuando el mundo va hacia adelante. Es la decisión de alguien que no ve al mundo, sino de alguien que pasa la mayor parte del tiempo viéndose el ombligo.

 

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