Por si algún elemento faltara para generar más incertidumbre y tensión alrededor del resolutivo del TEPJF que pondrá punto final al conflicto poselectoral de la elección para gobernador —o puntos suspensivos si la anula—, y que presumiblemente se resolverá esta misma semana, una nueva variable es el choque entre 13 gobernadores contra AMLO por el futuro de federalismo.

Se suman más presiones políticas para los siete magistrados de la sala central del TEPJF porque entre los gobernadores y el próximo presidente ¡hay tiro!

La ofensiva la arrancó el gobernador electo de Jalisco, Enrique Alfaro, y la continuaron después 12 gobernadores emanados de Acción Nacional con un desplegado publicado en la prensa nacional. El punto común es el mismo: el rechazo a la reforma a la Ley Orgánica de la Administración pública que crea a los ‘superdelegados’ bajo el argumento de que atenta contra el pacto federal al crear figuras paralelas a la del gobernador del estado.

Si se me permite la tautología, las resistencias al proyecto de la 4T ahora sí son reales. Antes todo era palabrería y un salto que otro en los mercados, un toma y daca alrededor de algunas decisiones con implicaciones económicas como el NAICM y la polémica por las comisiones bancarias.

Pero ahora sí, la realidad llegó, se acabaron la palabrería y los prolegómenos. López Obrador, en cinco días, tomará los instrumentos de poder en sus manos, dineros y fusiles. Y ya los podrá aplicar.

El choque es lo único que define la real politik, quiénes se acomodan en un bando y quiénes en otro. Quiénes apoyan y quiénes crean resistencia a la Transformación.

En esa decisión están todos actores decisivos del sistema político. Ahí está el caso de Juan Díaz de la Torre, renunció de un minuto a otro a la presidencia del SNTE. Mejor agarró sus cositas y se retiró en el anuncio de la amnistía.

Se viene un pleito grande en defensa del pacto federal, figura que golpean los ‘superdelegados’, pero que la creación de la Guardia Nacional será aplastada.

Los gobernadores van a resistir y ya se organizan para dar la batalla.

En ese bando, en contra de los ‘superdelegados’, hoy hay 13 gobernadores: 12 panistas y Alfaro. El dato relevante es que Tony Gali, a uno días de despedirse, firmó el desplegado pese a que en declaraciones a la prensa afirmó que no tendría problemas en trabajar con Rodrigo Abdala.

Como en cualquier noción básica de sistema político, AMLO necesita más apoyos y menos resistencias.

Y aquí se cruza el caso Puebla y la resolución de la impugnación.

Simplemente por ser panista, Martha Erika Alonso va a acatar la línea de resistencia a los ‘superdelegados’ y a la Guardia Nacional, aunque es probable que no tenga problemas en trabajar y reunirse con Rodrigo Abdala.

¿Pero qué tal que una mañana, después del miércoles, López Obrador se despierta con la idea de designar a Barbosa como ‘superdelegado’ y a Abdala lo manda a otro de los miles de cargos que hay en la administración pública federal?

Digo, nomás por chingar, como ocurrió en Jalisco, donde designó a Carlos Lomelí, el que compitió contra Enrique Alfaro por la gubernatura y perdió.

Pero lo cierto es que esa reforma va más allá de las personas, y por eso tanto PAN como PRD y MC ya anunciaron que recurrirán a la Suprema Corte con acciones de inconstitucionalidad para tumbar a los ‘superdelegados’.

Tan real es la guerra que enviaron al dilecto Félix Salgado Macedonio para amenazar a los gobernadores, desde el Senado en el que Morena tiene mayoría, con la desaparición de poderes.

¿Qué le conviene a López Obrador, otra vez?

¿Sumar a Martha Erika Alonso como parte de esas resistencias, o apostar con la incertidumbre con la anulación?

La batalla por la defensa del pacto federal va para largo.

Martha Erika como gobernadora tendrá mucho qué decir, al igual que Moreno Valle desde la coordinación panista en el Senado.