Todas las previsiones se han roto y la elección 2018 es de pronóstico reservado en la que habrá una carrera de tres con final cardiaco. A cuatro meses de la elección y después de un periodo de precampañas que mostró muchas cosas, Martha Erika Alonso y Luis Miguel Barbosa empataron a 75 votos en el Simulador Electoral realizado ayer en el Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla. Ni siquiera es empate técnico, sino empate-empate.

 

Puede aducirse que ese Simulador no tiene metodología, ni estadísticamente puede ser válido. Acepto todas las objeciones que quieran imponerse a ese ejercicio. Pero no deja de sorprender cuánto ha crecido Luis Miguel Barbosa de la mano de Morena y López Obrador. Aunque su identificación de nombre es relativamente baja, comienza a crecer y mantiene una tendencia ascendente.

 

No es broma ni propaganda: Barbosa ya empató a Alonso Hidalgo. Del lado del Senado con licencia hay muchas explicaciones de su tendencia ascendente. Del lado de la panista no hay tantas de por qué, con cinco partidos detrás de ella y el genio político de Moreno Valle, se encuentra estancada y difícilmente tiene margen para crecer entre el electorado sin partido. Entrar a la campaña con empate o unos puntos abajo es gravísimo y presagio de derrota.

 

El periodo de precampaña fue difícil para ella y de la intercampaña pura agitación. Sus primeros 11 días los pasó a la defensiva: primero por la renuncia del apellido de casada, luego deslindándose de ser “la esposa de”, y luego ese absurdo intercambio de golpes asimétricos con López Obrador. Salió mal parada.

 

Lo de la intercampaña ha sido peor. Continúa a la defensiva entre los errores y las deserciones. Ahora el clima político ha empeorado con el homicidio político del aspirante morenista a la alcaldía de Santa Clara Ocoyucan. Y en el fondo todos los operadores electorales tienen dudas de cómo funcionará el modelo de dispersión partidista ideado por Moreno Valle para las batallas municipales.

 

El manoseo de candidato, así como de candidaturas comunes, en teoría está diseñado para que todos le sumen a Martha Erika aunque tengan profundas diferencias en los municipios. Pero eso también es pura teoría: los agarrones entre personajes del mismo grupo a través de diversos partidos se van a dar en prácticamente todas las alcaldías importantes. Va a correr sangre en Teziutlán, Tecamachalco y Zacatlán.

 

Lo único que sostiene a Martha Erika es… Eduardo Rivera en la candidatura de Puebla Capital. Si él se derrumba, se derrumba todo. Afortunadamente no encuentra competencia en ‘Memito’ Deloya, famoso y desquiciado fardo tricolor, quien ya se encuentra debajo de Víctor Gabriel Chedraui en las encuestas. Este día Morena hará oficial la designación de Claudia Ramiro Vivanco, la única concesión a las bases originales del partido de López Obrador.

 

Pero incluso en el Simulador Electoral del ICI Enrique Doger no quedó lejos de los punteros con 63 votos. En términos porcentuales, Alonso tuvo el 31 por ciento de la votación, Barbosa el 31 por ciento y Doger tendría el 26 por ciento. Realmente está en competencia. El fardo de arriba, Meade, comenzará a mejorar a partir de la madriza a Ricardo Anaya. Cubrir de mierda al panista es, hasta ahora, lo mejor que ha hecho el Gobierno federal.

 

El ex rector llegó tarde a la precampaña, pues su nominación apenas se resolvió unos días antes en el CEN tricolor, por lo que no tuvo tiempo de preparar spots o materiales específicos. Doger, sin embargo, ha recuperado la vieja estructura del Plan C que lo ayudó a ganar en 2004 y 2012 y que se trata de ciudadanos sin identificación partidista.

 

En una elección de tercios, como pinta 2018, cualquier cosa puede pasar. Como que Doger gane por milímetros a pesar de sus fardos. Como que a Barbosa no le alcance el impulso que le da López Obrador. O que Martha Erika gane in extremis pese al apoyo de sus cinco partidos. Pero también todo lo contrario. Que conforme el proceso avance, Barbosa termine de rebasar a la esposa de Moreno Valle, o que el diseño electoral de los municipios concluya en un tremendo caos que la arrastre a la derrota.

 

Lo único cierto es que, en este momento, Barbosa y Martha Erika se encuentran empatados, pero la tendencia favorece al senador con licencia. La panista no encuentra refuerzo ni arriba ni abajo. Anaya se desploma, a Moreno Valle le interesa que se desplome y nadie hace campaña por el queretano en Puebla. Nadia Navarro es tan cero a la izquierda en la batalla al Senado que quiere pedir licencia al IPM para poder regresar a cobrar, quizá porque sabe que no ganará.

 

Descalifiquen lo que quieran el simulacro electoral del ICI. Pero la primera alerta ya se prendió.