La candidatura de Alejandro Martínez Fuentes para presidente municipal de Quecholac por PSI, a los primeros que deja en ridículo, es a los secretarios Diódoro Carrasco y Jesús Morales Rodríguez, así como al fiscal Víctor Carrancá, mudos ante la estrategia de confusión generada desde ese municipio sobre la identidad del auténtico capo conocido como ‘El Toñín’.

 

Diódoro, Morales Rodríguez y Carrancá, además de responsables de la estrategia de seguridad en el Triángulo Rojo y de la guerra contra el huachicol, son quienes lanzaron la cacería en contra de Antonio Martínez Fuentes tras el enfrentamiento entre militares y presuntos ladrones de hidrocarburo la noche del 3 de mayo de 2017, así como de atribuirle la paternidad de los ‘escudos humanos’ que habría lanzado contra los soldados.

 

Los tres guardan un ominoso silencio ante la estrategia de confusión lanzada por el presidente de ‘Fusión y Fuerza’ para hacer creer que existe un ‘Toñín bueno’ y un ‘Toñín malo’. El primero sería su hermano, Antonio Martínez Fuentes, y el otro sería un delincuente preso en Tecamachalco desde 2015, Antonio Martínez Carrillo, quien compurga pena por un homicidio doloso.

 

Este juego de ‘Toñines’ deja en ridículo al gobierno de Gali, en especial a la SGG y a la SSP, que desde 2017 habrían lanzado una cacería junto con el Ejército en la zona del Triángulo Rojo para detener a un delincuente que… !ya estaba detenido y hasta compurga una pena privativa de la libertad!

 

¿De verdad no tiene nada qué decir los integrantes de la mesa de Coordinación Puebla Segura que cada semana se ufanan de los litros recuperados de hidrocarburo? ¿No fue el propio titular de la SSP en entrevista con Denisse Maerker quien aseguró que el capo estaba plenamente identificado? ¿No serían los principales interesados en impedir que el crimen organizado se haga de un gobierno municipal estratégico en el control del poliducto México-Minatitlán?

 

Según el relato del abanderado del PSI, su hermano Antonio Martínez Fuentes presentó un amparo buscador cuyo resultado es que la Fiscalía General del Estado (FGE) no tiene ningún proceso en su contra. Que además las bodegas que le fueron incautadas tras el enfrentamiento del 3 de mayo en Palmarito ya les fueron restituidas pues no les pudieron probar ningún delito. Que su familia se dedica al lavado de zanahorias, no de dinero producto del huachicol. Y que la prueba de que no debe nada es su constancia de no antecedentes penales otorgada por la FGE.

 

En estricto sentido jurídico, Martínez Fuentes no tiene ningún obstáculo para su postulación. El IEE no tiene elementos para negarle el registro a menos de que SGG o FGE notifiquen que su candidatura es un riesgo para la seguridad del estado.

 

Pero el PSI de Carlos Navarro está aferrado a postularlo, a diferencia de la Coalición Juntos Haremos Historia que de inmediato le retiró a Martín Mirón -tío del sicario ‘El Kalimba’- la candidatura por Palmar de Bravo para evitar el golpeteo político. Y eso que ‘El Kalimba’ está muerto, pues el año pasado fue asesinado por sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en una clínica de la zona de Los Fuertes.

 

De acuerdo con Giles, aunque la postulación de Martínez Fuentes es responsabilidad del PSI, no del PAN, la candidata Alonso Hidalgo medita pedirle a su asociado Carlos Navarro retirar la candidatura. Pues ya se tardaron. Morena mostró mejores reflejos ante una pifia, pero lo del hermano del ‘Toñín’ puede ser una decisión cupular difícil de revertir sin altos costos.

 

Sólo esa decisión cupular puede explicar el silencio ominoso de Diódoro, ‘Chucho’ Morales y Carrancá que los hace quedar en ridículo. O el hermano del ‘Toñín’ sí es hermano del ‘Toñín’, y el gabinete de seguridad de Gali debe actuar en consecuencia para impedir que el crimen organizado se adueñe de Quecholac, o como dice Alejandro Martínez Fuentes, todo fue una patraña y el temible capo nunca existió. Una invención.

 

Vaya dilema político que tiene en sus manos Alonso Hidalgo y que mostrará su estilo de ejercer el poder. Acoplarse a negociaciones cupulares que ella no acordó, o dar un manotazo sobre la mesa para mostrar que ella es la nueva jefa.

 

O como dirían en la campaña de 2016: es ella, no él.