Un perverso modelo de competitividad en las batallas por las presidencias municipales, donde se enfrentan morenovallistas contra morenovallistas, es la llave diseñada por el ex gobernador poblano para llevar a Martha Erika Alonso a Casa Puebla. Poco importa la lealtad al grupo, los servicios prestados o los mejores posicionamientos. Lo importante es que todos los morenovallistas sumen sus esfuerzos a la candidata del Frente al costo de que entre ellos se despedacen.

 

Los rumores palaciegos afirman que si bien la candidata ha tenido la libertad de establecer su propio equipo de trabajo e incluso vetar a personajes tóxicos, el trabajo fino de la estrategia electoral se hizo en la residencia de Las Fuentes, donde Moreno Valle subió y bajó candidatos, además de repartirlos entre la baraja de la que dispone: además del PAN-PRD-MC, las franquicias satélites CPP y PSI, por qué no, hasta el Verde y Nueva Alianza se acomodan a sus designios para repartir ‘partiditos’ como si fueran barajas.

 

Ese modelo perverso de hacer ganar a Martha Erika mediante el enfrentamiento de morenovallista ha creado situaciones francamente grotescas que no tendrían lógica. Por ejemplo, en Teziutlán, el enfrentamiento entre Carlos Peredo Grau -apadrinado por CPP- contra el actual edil Toño Vázquez a través de su pareja sentimental Corona Salazar, ex alcaldesa de Xiutetelco. ¿Bajo qué lógica podrían enfrentarse dos enemigos mortales como Peredo y Vázquez, y al mismo tiempo sumarle a Martha Erika? Pues en algo muy perverso.

 

Algo parecido ocurre en Tecamachalco, donde si bien las simpatías del ex gobernador están con Ignacio Mier Bañuelos, apadrinado por el Frente, a su enemigo mortal Inés Saturnino se le entregaron las franquicias de CPP y PSI para postular a su hermano Isaac que desde ahí disputará la alcaldía. ¿Por qué Moreno Valle enfrenta a sus amigos y les reparte sus partidos para que puedan darse con todo?

 

Este modelo perversísimo, en teoría genial, ha provocado su primera disfunción de acuerdo con unas declaraciones a la candidata Alonso Hidalgo motivadas por la postulación del hermano del ‘Toñín’ a través del PSI para edil de Quecholac: a excepción de Eduardo Rivera, Martha Erika no hará campaña al lado de sus candidatos a presidentes municipales. Con ninguno, ya sean del Frente, del PAN o de los partidos satélites.

 

Además de rara, sería una situación incómoda. Imaginen a Martha Erika en Tecamachalco, ¿a quién sube al templete y se toma de las manos? ¿Con Nacho Mier o con Isaac Ponce, el hermano de Saturnino? ¿Quién podría arreglar ese desaguisado?

 

Pensemos a la misma Martha Erika ahora en Teziutlán: ¿hace mitin con Corona Salazar y Toño Vázquez, o con Carlos Peredo Grau? ¿Sería capaz de lograr que ambos compartieran presídium y no ordenaran mutuamente abuchearse? Claro que es imposible.

 

Situaciones igual de absurdas se replican en los restantes 213 ayuntamientos. Por ejemplo, Izúcar de Matamoros, donde la esposa del edil Madero va con las siglas del PAN-PRD pero otra filial morenovallista hizo candidata a Conchita Cázares, otra conocida morenovallista. ¿A qué templete se subiría Martha Erika y con quién quedaría mal?

 

Suena hasta chistoso si enfrente no tuvieran, por ejemplo, a Melitón Lozano abanderando de Morena, líder histórico de la izquierda en la región de Izúcar de Matamoros y quien parece no tendrá dificultad en ganar al enfrentarse a un morenovallismo partido en dos. ¿De verdad fue buena idea este modelo perverso?

 

Pero Martha Erika no hará campaña ni con los candidatos que impuso. El empresario radiodifusor René López Cárdenas fue impulsado por ella, a quien hizo ganar la interna al costo de fracturar al PAN. Ahora ni siquiera ella quiere sentarse con quien se ha hecho famoso por sus escándalos etílicos, pues el empresario Patjane capitalizó la ruptura y ahora es el gran favorito para ganar la alcaldía de Tehuacán. El problema es que va por Morena, no por el PAN ni por el Frente.

 

Sobran ejemplos de morenovallistas contra morenovallistas dándose hasta con la cubeta. Tan encarnizados son esos pleitos por las alcaldías que Martha Erika prefirió cortar por lo sano y no hacer campaña con ninguno de ellos. El problema es que ellos, a su vez, no le guardarán lealtad y difícilmente operarán por ella si es que les da la vuelta y no acude a sus mítines.

 

Lo que parecía un modelo electoral perverso y genial puede trocarse en una debilidad para una candidata que de por sí anda en busca de fortalezas. Sin embargo, el diseño tiene muy tranquilo a Moreno Valle que lo considera el as bajo la manga para hacer ganar a su esposa. Que todos se den en la madre mientras ellos sean los ganadores.