Desde su primera violenta incursión en Puebla a finales de octubre del año pasado, cinco meses tardó el gobierno estatal en reconocer la presencia del Cártel Jalisco de Nueva Generación (CJNG) en la entidad, grupo delincuencial que elevó la violencia a niveles no vistos con el objetivo de desplazar a las bandas locales y adueñarse de la plaza para controlar el huachicol.
Fueron cinco meses de negativas, lo mismo por parte de ‘Chucho’ Morales que la Fiscalía General del Estado, quienes una y otra vez quisieron darnos ‘atole con el dedo’ pese a la multitud de evidencias que iniciaron cuando un comando ejecutó al sicario local conocido como ‘El Kalimba’ en una clínica en Los Fuertes, donde pretendía realizarse una cirugía estética.
En su huida rumbo al Triángulo Rojo, los sicarios del CJNG mataron a tres civiles que no tenían nada que ver con asuntos delincuenciales, mostrando que su nivel de violencia es mucho mayor que con el que actuaban sicarios locales como ‘El Toñín’, ‘El Kalimba’ o ‘El Bukanas’. Desde ahí, más levantones, ‘narcomantas’ y ejecuciones por todo Puebla. Pero negaron y negaron aunque la DEA lo confirmó.
Ahora nos enteramos que un sujeto identificado como Omar Jonathan N alias ‘El Negro’ es el cabecilla del CJNG en Puebla, aunque el titular de la SSP dice que sólo es una “franquicia”, sin que nadie atine a identificar qué significado tiene ese concepto aplicado a asuntos criminales.
Eso de la “franquicia” es un galimatías, por no decir una maroma en el aire de ‘Chucho’ Morales para minimizar al ‘Negro’ a quien atribuyen la megabalacera ocurrida en Clavijero que cobró la vida de un comandante de la Policía Estatal. Las explicaciones de esa megabalacera en una rueda de prensa sólo sirvieron para evidenciar el descontrol de la SSP ante una delincuencia pavorosa.
Porque si le creemos a ‘Chucho’ Morales, según lo explicado ayer, el reporte ciudadano al 911 de un “incidente” entre hombres armados dio origen a la balacera en Clavijero cuando una patrulla de la Estatal llegó al lugar y el comandante Rugerio fue recibido a tiros. Es decir, no se trató ni de un operativo ni de un seguimiento para detener al tal ‘Negro’.
Luego ‘Chucho’ Morales dijo eso de la “franquicia”, señalando que ‘El Negro’ es un criminalillo local que pidió el padrinazgo al CJNG pero no significa que pertenezca a la organización. O sea, ¿cómo? ¿Cómo se consigue una franquicia de un grupo delincuencial y qué incluye? ¿Armas, asesoramiento, sicarios, protección?
Afortunadamente horas después el gobernador Gali corrigió al confundido titular de Seguridad Pública y asumió que sí se trata del CJNG y que su objetivo es desestabilizar la entidad. Aplauso al gobernador y tache a ‘Chucho’ Morales, a quien la SSP comienza a quedarle grande.
Siguiendo la narración de los hechos por Morales Rodríguez, en Clavijero no hubo operativo para detener al ‘Negro’. Pero con el comandante Rugerio ultimado a balazos, la FGE mágicamente se dio cuenta que sí tenía un extenso seguimiento criminal de Omar Jonathan N, que pasó de delincuentillo en la zona de La Cuchilla a operar los intereses del CJNG en Puebla, así como participar en las ejecuciones del ‘Mama Burguer’ en Atlixco y los cadáveres desmembrados de San Martín.
Si FGE y SSP tenían tanta información de ‘El Negro’, por qué no lo capturaron antes, sino que esperaron una macrobalacera, el homicidio de un comandante y la paranoia de todo Puebla para comenzar a catear sus viviendas e informarnos a los poblanos quien comanda a la “franquicia”. I dont know Rick. Looks fake.
Por supuesto, ‘Chucho’ Morales no dijo nada de los hermanos Salas Guarneros, quienes según la familia fueron a Aurrerá a hacer el súper en su automóvil Aveo pero de regreso quedaron atrapados en la refriega. Christian Salas murió en la balacera de Clavijero, identificado por SSP como uno de los criminales que abrieron fuego, y su hermano Carlos Iván fue detenido e incomunicado.
La familia de ambos reaccionó en redes sociales publicando fotos con sus hijos, pues Christian Salas dejó un bebe huérfano. ¿Era narcomenudista de la célula de ‘El Negro’ o un civil desafortunado criminalizado por la SSP en su retórica absurda de los hechos?
La paranoia se ha instalado en Puebla, pero el gobierno de Gali ya dio el primer paso. En Puebla opera un grupo criminal de alto perfil, detonador de hechos de violencia no vistos, el Cártel Jalisco Nueva Generación. Ahora el problema es generar una estrategia para contenerlos. Y definir qué funcionarios lo harán, porque el actual gabinete de seguridad luce agotado y sin ideas para detener esta ola criminal.