Miercoles, 24 de Abril del 2024
Jueves, 12 Abril 2018 03:09

El efecto cascada decidirá al próximo gobernad@r

El efecto cascada decidirá al próximo gobernad@r Escrito Por :   Arturo Rueda

No imaginaron Moreno Valle y Martha Erika comenzar la campaña de esta forma. Recursos económicos no les faltan ni malicia electoral, pero cuando la marea va en contra la capacidad de operación disminuye. Ahora todo depende del efecto cascada: impedir que los poblanos decidan votar todo por Morena, sin importar el nombre de los candidatos a gobernador, diputados, alcaldes o senadores


La elección del próximo gobernador de Puebla, que también puede entenderse como la apuesta por la continuidad del morenovallismo, pasa por el voto diferenciado de 540 mil sufragios que hay entre los simpatizantes de López Obrador, pero a los que no convence Luis Miguel Barbosa como candidato de Morena. Esa franja de electores, revelados ayer por Mas Data sobre un análisis cuantitativo de su encuesta estatal, es el campo de batalla sobre el que se definirá el futuro del estado.

 

La encuesta estatal de Mas Data fue un golpe al tablero electoral tal como ocurrió en los procesos de 2010, 2013, 2016 y 2017. No fue la excepción 2018, pues pese a que era un secreto a voces el crecimiento de Barbosa y la caída de Martha Erika Alonso, ninguna empresa encuestadora se había atrevido hacerlo con tanta contundencia. Igual de relevante fue revelar el histórico posicionamiento del tabasqueño con el 55 por ciento de la intención, mientras que Anaya y Meade son liliputenses de 18 puntos.

 

Los candidatos presidenciales del PRI y del Frente se desfondaron: no les suman nada ni a Martha Erika ni a Doger. Ambos son un fardo para los candidatos a la gubernatura, que los cargan a la espalda sin recibir un solo voto a cambio.

 

Con esos números el morenovallismo cayó víctima de su propio juego cruzado. No va a poder darle a Meade los 800 mil votos que le prometieron. Y la suerte de Anaya, que antes les era indiferente, ahora es motivo de preocupación porque hunde a Alonso Hidalgo. El queretano es víctima de su crisis de imagen pública que va a prolongarse toda la campaña luego que el chofer de Barreiro confesó su papel de fachada en la compra-venta de la nave industrial.

 

Frente al millón 250 mil votos de López Obrador, Moreno Valle tiene pocas opciones.

 

La más coherente es operar para cumplirle a Peña Nieto y a su amigo Meade los 800 mil votos, pero eso pasa por fortalecer a todos los candidatos del PRI, empezando por Enrique Doger, pasando por Lastiri. Sólo un PRI fortalecido puede detener la migración de tricolores a Morena para que Barbosa no avance sobre esos 540 mil votos en disputa.

 

La segunda opción es dejarse de juegos y alinear todo para Anaya como una forma de darle oxígeno, pues la candidata a Casa Puebla no puede cargar ese peso muerto a lo largo de toda la campaña. El problema es que, a esta altura, tras la declaración del chofer de Barreiro y lo que se avecina, Anaya está bien muerto, no hay forma de revivirlo y parece que lo mejor es sustituirlo.

 

Quizá lo más prudente para Moreno Valle sea sacar las manos del proceso electoral y no obstaculizar el triunfo de López Obrador para evitar problemas con el tabasqueño cuando sea presidente. El problema es que sin factor de contención, el tabasqueño se va a ir de un millón 200 mil a un millón 400 mil votos, y con él arrastrará a Luis Miguel Barbosa a ganar la gubernatura.

 

No imaginaron Moreno Valle y Martha Erika comenzar la campaña de esta forma. Recursos económicos no les faltan ni malicia electoral, pero cuando la marea va en contra la capacidad de operación disminuye. Ahora todo depende del efecto cascada: impedir que los poblanos decidan votar todo por Morena, sin importar el nombre de los candidatos a gobernador, diputados, alcaldes o senadores.

 

La misión de los operadores morenovallistas es detener el efecto cascada. Lo intentaron cuando, según reveló el periodista Rodolfo Ruiz, los consejeros en el IEE trataron de modificar el orden de la entrega de las boletas en el manual para los funcionarios de casilla. El ex gobernador quería que primero se entregaran las boletas de la elección local y luego las de la federal. Pero la normativa es clara: primero se entregan las de la federal, empezando por presidente, y luego todo lo demás del paquete.

 

La mala noticia para los morenovallistas es que Barbosa tiene una franja de crecimiento de 22 puntos: actualmente su intención de voto es de 33 por ciento, pero en el curso de la campaña, incluso el día de la jornada electoral, puede acercarse al 55 por ciento de López Obrador. ¿Cuánto va a acercarse? Nadie lo sabe, pero tampoco necesita mucho para derrotar a Martha Erika Alonso. El efecto cascada decide.

 

La batalla está en la mente de 540 mil electores poblanos. ¿Cómo convencerlos de no votar todo por Morena? He ahí el dilema.

 

 

 

 

 

 

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