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Martes, 11 Diciembre 2018 01:19

Las implicaciones de la ratificación de Martha Erika

Las implicaciones de la ratificación de Martha Erika Escrito Por :   Héctor Hernández Álvarez

Divergencia a nivel estatal y federal


 

Con la ratificación del triunfo de Martha Erika Alonso y la Coalición por Puebla al Frente en las pasadas elecciones se abre un abanico de posibilidades, aunque también otro de problemas. Seguramente las partes implicadas en lo que fue la disputa electoral querrán instaurar su forma de pensamiento como la correcta. Esto da pie a múltiples conflictos y a riesgos claramente identificados, como la politización desmedida de la agenda pública.

 

Desafortunadamente, la fragmentación política y social está lejos de terminar. El propio presidente de la República ha declarado que no considera pertinente reunirse con la gobernadora de Puebla y que mantendrá una relación institucional. El problema de este punto es que la cotidianidad de la política no sólo radica en tener contacto institucional; por el contrario, va mucho más allá del apego a las Leyes y marcos normativos. La buena o mala relación personal que exista entre representantes puede llegar a obstaculizar de manera importantísima el funcionamiento de la políticas públicas y planes de gobierno.

 

No es ninguna sorpresa que cada vez que llega un partido o personaje al poder cambian muchas cosas. Por supuesto, el cambio más grande e importante es el de los intereses a defender. Cuando un nuevo representante llega al poder y no es del agrado de otro, es ahí dónde surge el problema, sobre todo con acusaciones tan graves por parte de Morena en cuanto al supuesto fraude electoral. Es de llamar la atención que la gobernadora electa tendrá grandes retos por delante, pues se enfrentará al desprestigio rapaz fomentado por la izquierda mexicana. Además, el Congreso poblano tiene a representantes morenistas en su mayoría.  Los municipios más grandes e importantes en el estado, así como varios de los municipios del denominado triángulo rojo, también tienen como presidentes municipales a simpatizantes de Morena. La cosa no pinta bien.

 

Igualmente, será algo muy complejo el plan de mudanza de la Secretaría de Educación Pública a Puebla y demás programas federales.

 

Los inconvenientes no solamente están al interior del propio estado. A nivel federal, ya se ha visto que el partido más fuerte a nivel nacional en la actualidad (Morena) ha impulsado un desprestigio generalizado a la derecha mexicana y, con ello, el freno a las intenciones de desarrollo de los representantes del PRI y el PAN.

 

Para aquellos conocedores de la política mexicana, saben muy bien que gran parte del éxito de un programa de gobierno se debe a la buena comunicación y la pertinente relación entre representantes. Sin embargo, el descontento por el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) abre un nuevo paradigma para el análisis de las relaciones institucionales. El equilibrio de poderes está dando muchos problemas, no se ponen de acuerdo. Pareciera que todo es una confrontación de poder e ‘influyentismo político’.

 

De lo poco que se puede rescatar es que Miguel Barbosa ha declarado que no hará campaña de desestabilización política en contra de Martha Erika y su próxima administración. Por su parte, AMLO, ha manifestado su descontento, pero ha aceptado la decisión del tribunal. Habrá que preguntarse si esto será verdad y si se hará efectivo.

 

Por lo que he tratado en el presente escrito, haré una reflexión al respecto. Las personas que han estado en política activamente y no sólo se han quedado con el marco teórico saben que la política, muchas veces, es todo menos honesta. A decir verdad, muchos delitos electorales se cometen incluso antes de la elección: compra de votos, engaños, discursos populistas y/o demagógicos, compra de funcionarios, negociaciones tras bambalinas con opositores, entre muchas otras prácticas. El punto es que no hay elección impoluta, quien diga lo contrario peca de mentiroso. En este caso, la decisión del Tribunal Superior me pareció acertada. La diferencia de votos fue mucha, más de cien mil sufragios de diferencia. Haber llevado a cabo otra elección hubiera dado lugar a más especulaciones, más dinero y tiempo tirado a la basura y, por supuesto, aumento en la violencia.

 

Es necesario mencionar que no existe el político perfecto. Todo personaje público tiene un lado claro y otro obscuro. Ciertamente a algunos les parecerá atinada la decisión que tomó el Tribual, a otros no. Al menos Morena ya ha aceptado que esta vez le tocó perder. Ahora toca pensar en defender el verdadero sentido de la política: los ciudadanos. Ojalá se haga una reflexión al respecto y se opte por sumar y no por dividir. Hay grandes desafíos en nuestro estado: la violencia no cesa; la pobreza y la desigualdad no disminuyen lo necesario. Se debe dejar de politizar la agenda pública. Martha Erika Alonso ha dejado de ser la candidata a la gubernatura de Puebla para convertirse en la próxima gobernadora constitucional de nuestro estado, sin duda se trata de un honor más elevado con mayores responsabilidades.

 

Por último, a los representantes políticos de todos los partidos, recuerden: el periodo para hacer promoción y campaña política ya pasó, ahora toca el turno de gobernar.

 

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