La tarde del miércoles, familiares y amigos del pequeño Julián Salvador N le dieron el último adiós con una ceremonia de cuerpo presente, posteriormente sus restos fueron sepultados en un panteón de la junta auxiliar San Antonio Mihuacán, en el municipio de Coronango.
Después de 96 horas de haber visto por última vez con vida a su pequeño hijo, don Salvador y doña María abrazaron sus restos por última vez y luego vieron cómo su féretro blanco fue introducido en la tumba donde ahora yace.
La despedida
Por la mañana, en la avenida Mejía de la sección 07 del fraccionamiento Misiones de San Francisco en Coronango, realizaron una tercera misa en su honor y la primera de cuerpo presente.
Después se trasladaron en microbuses rentados y en vehículos de los vecinos hasta el panteón ubicado en la calle Melchor Ocampo y Manzanares, en San Antonio Mihuacán, cerca de la empresa Hylsa.
La tragedia
Se trata de una familia que vive una doble tragedia al perder al menor de sus hijos a manos de su hermanastro, Eduardo N, quien lo molió a golpes la tarde del pasado sábado y lo enterró en un predio baldío ubicado cerca del Periférico Ecológico.
El pequeño fue localizado la tarde del pasado domingo y sus restos demoraron tres días en ser entregados a sus padres por trámites solicitados por el Servicio Médico Forense.
Don Salvador refiere que son una familia que migró del estado de Veracruz a consecuencia de la inseguridad que se vive en esa entidad, sin embargo -sostiene- jamás pensó que en Puebla, donde aparentemente vivían tranquilos, ocurriría la peor de sus tragedias.
Luisa Tirzo / Coronango
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