Las extorsiones de los cárteles centroamericanos y el abandono de las autoridades de sus países obligó a Adonai y a su esposa Yeimy a dejar su ciudad natal, Tegucigalpa, la capital de Honduras, y a sus dos hijas mayores que se quedaron a cargo de su abuela, una mujer mayor que recientemente tuvo una trombosis.

El asma que padecen los dos pequeños provocó que el matrimonio se separara del contingente de centroamericanos que viajaban en un tráiler, pues el transporte no contaba con la ventilación adecuada y algunas personas iban fumando, provocando que sus hijos comenzaran a asfixiarse.

Rezagados de caravana

Son las 15 horas del domingo y el matrimonio hondureño hace una parada en la lateral de la autopista México-Puebla a la altura del puente Los Ángeles, en la localidad de San Francisco Ocotlán, perteneciente al municipio de Coronango, donde los pequeñitos realizaron sus necesidades fisiológicas a orilla de carretera.

En medio de la tarde lluviosa, el padre de familia cruza de un lado a otro en la carretera para llamar la atención de los transportistas y provocar que uno de ellos se pare y les dé un ‘aventón’ para continuar con su travesía con rumbo a Estados Unidos de Norteamérica.

Visiblemente optimista, el hombre que viste una bermuda de mezclilla, sudadera oscura y gorra, corre hasta una camioneta roja de batea donde una familia les ofrece alimentos, cobertores y algunas prendas para hacer frente al frío.

Necesidad los obligó a dejar a sus dos hijas

A pesar de que la madre de Yeimy recientemente tuvo una trombosis, no tuvo otra opción más que dejarle encargada a sus hijas de 10 y seis años de edad, pues las mujeres jóvenes corren un mayor riesgo durante este tipo de travesías.

La joven de 30 años de edad señala que es madre de dos varones y dos mujeres, sin embargo no pudo traerlas consigo debido al riesgo que corren al atravesar Centroamérica para conseguir el sueño americano.

Señala que su idea es llegar al país que gobierna Donald Trump a emplearse en lo que sea para mandarle dinero a su madre y a sus pequeñas.

Su esposo Adonay indica que ya trabajó en Estados Unidos de América, sin embargo, en la empresa donde laboraba los denunciaron por no contar con documentos y fue repatriado.

El joven padre asegura que tiene fe de cumplir su sueño y no duda en ser empleado a la brevedad, ya que desempeña los oficios de carpintería, albañilería y plomería.

Salen de su país por extorsiones

Adonai y Yeimy comentan que en su tierra natal eran comerciantes pues vendían fruta, sin embargo, los grupos delictivos los ahorcaban, pues tenían que pagar ‘impuestos de guerra’.

Adonai comenta que lo primero que hará después de conseguir trabajo y de establecerse en los Estados Unidos será regresar por sus hijas o mandarlas a traer.