Del análisis de los accidentes de helicópteros Agusta de los últimos años en nuestro País, con excepción del reciente en Puebla, en casi todos, los factores humanos y climáticos parecen haber sido los principales factores que incidieron en los lamentables sucesos, predominando el temido CFIT, y no hay en ningún caso evidencias de falla mecánica o de diseño en los aparatos, por lo que no puede decirse que los Agusta sean aeronaves más riesgosas que cualquiera otra.
Sin embargo, el caso del accidente del pasado 24 de diciembre en Puebla es atípico, pues las condiciones meteorológicas eran favorables, no había tampoco condiciones para un posible CFIT y, por cómo se aprecia el lugar del impacto, la nave debió sufrir una falla técnica catastrófica, incluso más grave que un posible paro de motor.
Los pilotos eran experimentados, el capitán Coppe con más de mil horas de vuelo en helicópteros, y el capitán Tavera con más de 4 mil 600, y sobra decir que el aparato, fabricado en 2011, tenía poco uso, unas 2 mil horas totales.
El mantenimiento al parecer era bueno, pero habría que ver si todo se dio en centros de servicio autorizados por Agusta, pues en México no todas las máquinas son atendidas en talleres certificados por los fabricantes, una práctica común y, desafortunadamente, a veces contraproducente.
Por las actividades políticas de los pasajeros del infortunado Agusta XA-BON se han desatado toda clase de hipótesis, incluso las más descabelladas.
¿Foco rojo?
Los Agusta representan un porcentaje muy importante de la flota de helicópteros de taxi aéreo ejecutivo disponibles en el País y son los que acaparan el mayor número de horas de vuelo, después de los de trabajo y servicios especiales como el costa fuera.
Pero con todos los accidentes que han tenido, ¿representan o no un foco rojo en seguridad aérea?
Algunos de los accidentes que han sufrido este tipo de aeronaves han sido muy mediáticos, como en los que murieron los empresarios Moisés Saba y Juan Armando Hinojosa. En ambos casos, las condiciones meteorológicas junto con fallas humanas fueron factores principales de las tragedias.
Saba murió el 10 de enero del 2010 en condiciones meteorológicas adversas y sin llevar copiloto, como legalmente estaba obligado; mientras que el accidente de Hinojosa, ocurrido el 29 de julio de 2012, también fue en medio de clima adverso, y su familia —cercana al ex Presidente Enrique Peña Nieto— encargó una investigación especial a un equipo experto israelí y a la propia Agusta para descartar un atentado, y se constató que el accidente se debió a error humano, con un cambio de la tripulación habitual en condiciones particulares, en combinación con mal clima.
También el accidente del Agusta matrícula 1908 de la FAM, ocurrido el 1 de julio de 2016, se dio en claras condiciones de clima adverso. Todos típicos CFIT (Vuelo Controlado Hacia el Terreno, por sus siglas en inglés).
De los tres Agusta accidentados este año, el que cayó en una gasera del Estado de México el pasado 8 de marzo adolecía de irregularidades en sus permisos y en la licencia de uno de los tripulantes y, además, operó sin autorización aparentemente sobrecargado y en condiciones de altitud y temperatura que pudieron ser las principales causas del percance.
El pasado 29 de octubre, un Agusta del estado de Guerrero tuvo una colisión en pleno vuelo con un Cessna 172 sobre la pista de Toluca, en otro claro caso de error humano.
Del análisis de los accidentes de helicópteros Agusta de los últimos años en nuestro País, con excepción del reciente en Puebla, en casi todos, los factores humanos y climáticos parecen haber sido los principales factores que incidieron en los lamentables sucesos, predominando el temido CFIT, y no hay en ningún caso evidencias de falla mecánica o de diseño en los aparatos, por lo que no puede decirse que los Agusta sean aeronaves más riesgosas que cualquiera otra.
Fuente: Reforma
Staff / Diario Cambio
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