La opinión pública nacional tiene por hábito buscar culpables, pero la realidad es que el crimen en la escuela ‘Cervantes’ de Torreón es el efecto de un tejido social en completa descomposición.
Las autoridades señalan que hace meses los padres se opusieron al ‘Operativo Mochila’; los académicos acusan que un videojuego pudo haber influido en la psique del menor; observadores estadunidenses destacan las similitudes con la masacre del instituto Columbine de Colorado, ocurrido en 1999.
La realidad muestra que esos episodios violentos suelen causar algún tipo de imitación en personas —ya sean jóvenes o adultas—, que tienen algún tipo de trastorno psicológico.
La masacre en Columbine en su momento fue el episodio más grave. Sin embargo, desde entonces no se han detenido ese tipo de atentados en planteles educativos. Las campañas contra la venta de armas poco o nada han logrado. La ‘Asociación Nacional del Rifle’ sigue teniendo bajo su yugo a gobernadores, senadores y congresistas norteamericanos.
Durante el periodo de Barack Obama ocurrió la masacre en la escuela primaria Sandy Hook en Connecticut; 20 niños menores de 12 años de edad y ocho adultos murieron. El entonces mandatario quiso imponer límites a la venta de armas, pero en realidad nada pudo hacer.
Desde Columbine los imitadores han continuado y los asesinatos al interior de escuelas no se han detenido. Y conste que estamos hablando de una sociedad que tiene un sistema policiaco y de impartición de justicia muy superior al de México.
En nuestro país muchos padres de familia se oponen al operativo ‘Mochila Segura’ y aluden que deben privilegiarse ‘el diálogo… la armonía familiar… la educación con valores…’ todos estos conceptos profundamente valiosos, pero lamentablemente desconectados de la actual sociedad.
Muchos niños mexicanos viven en familias disfuncionales donde la violencia es rutina cotidiana; conviven en calles donde son frecuentes las balaceras y asesinatos; en sus colonias frecuentemente se sabe de un cuerpo arrojado, embolsado o encajuelado; en sus escuelas los niños juegan a ser sicarios, ante la mirada indiferente de sus maestros que están más ocupados en intrigas y grillas magisteriales; es muy probable que algunos de esos niños sean hijos de algún asaltante o huachicolero.
Frente a este contexto hablar de armoniosos diálogos familiares es una utopía. El operativo ‘Mochila Segura’ se debe hacer obligatorio en todo el país, antes que en nuestra sociedad comiencen a cundir los imitadores y entonces hechos como el de Torreón pueden hacerse cada vez más frecuentes.
Lamentablemente existen todas las condiciones sociales para que esos episodios sigan creciendo.
Otro fenómeno social que también habrá de tener secuelas y un aumento progresivo es el video que vimos sobre Boca del Río, Veracruz. Un hombre indignado hasta la rabia graba a la cajera de una sucursal Santander a la que acusa de haber avisado a delincuentes del retiro que había hecho.
El video por sí solo se hizo viral y el gobierno estatal, así como el municipal, tuvieron que proceder ante la enorme presión social. Los resultados fueron casi inmediatos; los asaltantes fueron detenidos y uno de ellos tiene un parentesco con la cajera señalada.
La sociedad se percata que cuando graba e increpa a los responsables; cuando los enfrenta abiertamente, tiene mayores posibilidades de lograr un acto de justicia.
Es muy probable que los hechos de Boca del Río también tengan secuelas y un crecimiento exponencial. Con el tiempo episodios de este tipo se convertirán en una constante.
Los sucesos en Torreón y Boca del Río son fenómenos diferentes. En el primero es lamentable, el segundo es plausible.
Pero ambos pueden desatar cauces muy similares.
Como siempre quedo, a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.