El pasado 10 de enero un niño de 11 años - sí 11 años- disparó contra su maestra, compañeros y miembros de la escuela Cervantes, en Torreón, Coahuila y posteriormente se suicidó.

 

La incredulidad en la país fue enorme, ¿un niño de 11 años? ¿Cómo pudo ser posible?

 

La redes sociales - en total hipocresía-  culpándose los unos a los otros

 

Que si los video juegos, que si el gobierno, que si el sistema educativo, que si los papás, en fin...

 

Todas y todos - estimado lector- somos culpables de lo ocurrido. Por creer que nada ocurre y que las cosas van bien. Fingir, ha sido nuestro peor error.

 

Si bien nos encontramos en la era de las redes sociales, paradójicamente nos hemos transformados en seres solitarios, aislados, llenando nuestra mente y alma de contenido puramente digital.

 

Ahí le van una cifras, más de 21 mil menores de edad han sigo asesinados en la última década ( REDIM, Red por los Derechos de la Infancia en Mexico),  donde los golpes, la violencia y el abuso se han convertido el pan de cada día en las y los adolescentes de México.

 

Lo sucedido en Torreón debe de alertarnos como país, donde la violencia y la muerte comienza a normalizarse para nuestras y nuestros niños.

 

Hoy la nuevas generaciones exigen ser escuchadas, no por los gobiernos, ni por las asociaciones civiles, sino por sus padres.

 

Quienes hoy crían a sus sus hijos con la mayor de las esperanzas, no olviden que charlar, preocuparse y ocuparse por lo que sienten, me queda claro que ser padre no es fácil, que no existe una escuela ni un manual para ejercer una crianza perfecta.

 

Pero sí existe el criterio, la voluntad y la lógica para deducir que algo no anda bien. No vaya a guardar bajo llave ese videojuego, ni restringirle algún dispositivo movil, la era digital está aquí, debemos asumirla y encontrar la manera de consientizar a nuestros niños que sí es posible tener un mundo mejor.

 

Lo sucedido en Torreón debe de alertarnos como país, donde definitivamente se ha normalizado la violencia, la muerte y sobre todo se ha fomentado la indiferencia.

 

Nos leemos el próximo lunes queridas y queridos amigos.