Llegó al Ayuntamiento de Puebla empoderada, después de ser la vocera del equipo de transición de la entonces presidenta municipal electa, Claudia Rivera Vivanco. Siempre estaba cerca de la futura alcaldesa y era la persona que más seguro tenía un puesto en el primer gobierno de Morena en la Angelópolis.
Es Liza Aceves López, secretaria general del Ayuntamiento, quien en 10 meses ha logrado forjar una historia de traiciones e incapacidad. Al paso de este tiempo, se ha ganado la enemistad de los integrantes del gabinete, regidores, funcionarios de diferentes niveles y hasta el personal de su círculo más cercano la ha abandonado por malos tratos. Pese a todo, Claudia Rivera la mantiene en su barco para anular las críticas.
Claudia recurrió a su perfil académico para respaldarse en la teoría política y llevarla a la práctica. Pero eso quedó lejos, la realidad la ha superado.
De hecho, la investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP le ha dicho a sus todavía asesorados de posgrado que ella está en el gobierno municipal por el dinero, el cargo y para saber lo que es hacer política. Por la pura experiencia, dice. Con esto intenta ‘matar’ toda la mala información que se genera alrededor de ella y que todos saben.
Pero no siempre fue así, la confianza en Aceves era tal que pudo colocar a algunos alumnos destacados en puestos importantes de gobierno: Beatriz Martínez Carreño, en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Sustentabilidad; Alejandro Hernández Maimone, en la dirección del Archivo General Municipal, y a María del Sol Cortes Bautista como directora del Instituto de la Juventud del municipio.
En un inicio, también hizo su trabajo de cabildear con regidores de Morena, cuando todos estaban unidos, y lo hacía con los integrantes de cabildo de partidos de oposición. Pero fue justo en este cabildeo cuando empezó ella misma a crear su mala fama.
En los pasillos del Ayuntamiento, incluso, algunos la ven como la culpable del rompimiento de Morena en el cabildo que obligó a la creación del grupo de regidores barbosistas autodenominado G5. A este grupo prácticamente ya ni los puede ver, más que en las sesiones obligadas de Cabildo que se realizan en viernes por la tarde, día y hora estratégicos para aminorar la crítica mediática.
Hoy en día, Aceves está más cerca del bloque del PAN, con quienes encuentra coincidencias por mantener la concesión de Agua de Puebla, que, del mismo bloque de Morena, G5. Además, regidores sin distinción de partido la acusan de no enviar información a tratar en el Cabildo o de hacerlo minutos antes vía WhatsApp.
La personalidad de Aceves es tan particular que está a punto de dejarla su secretaria particular, Daniela Aguirre Palma, hija de la regidora Carmen María Palma Benítez, quien fue jefa de prensa de Morena el año pasado.
En el seno del partido, Morena, la situación no es muy diferente. En la campaña gubernamental nunca acompañó a Miguel Barbosa, pero después de su triunfo ha intentado arrimarse. Los únicos que más o menos le tienden la mano en el partido es el bloque de los académicos del posgrado de sociología, quienes la respetan por haber sido su maestra.
La historia de Liza Aceves continúa, Claudia Rivera la mantiene, aunque sea a la distancia, por lo que la secretaria general ahora dice que ella se debe a todos los integrantes de Cabildo, no sólo a una persona.
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Se confirmaron los cambios en el Ayuntamiento como se adelantaron la semana pasada en este espacio. Aquí se dijo que los dos únicos cambios confirmados eran Diana Laura Coraza, en el Instituto del Deporte y Lilia Antonia Martínez, en la gerencia del Centro Histórico. Ambos perfiles han presentado su renuncia, discretamente pero la agenda setting no lo dejó pasar libre.