Contrario a otras mediciones, éste es un ejercicio sofisticado del INEGI, una institución prácticamente incuestionable. No se trata, pues, de una medición coyuntural de una casa encuestadora que deba tomarse a la ligera o de la que se pueda sospechar algún sesgo. La ENSU es un ejercicio trimestral con antecedentes desde el año 2009, que en esta ocasión levantó más de 22 mil encuestas en las 86 ciudades seleccionadas, 259 en la capital poblana.
La encuesta da seguimiento a la percepción de seguridad pública de los mexicanos mayores de edad en zonas urbanas, pero no exclusivamente. Se levantan datos, también, sobre nivel de confianza en los cuerpos de seguridad, la sensación de inseguridad en determinados lugares y hasta la percepción de la eficacia de los gobiernos de las ciudades donde se aplica, entre muchos otros. Por eso, es importante analizar a mayor profundidad los datos.
La actual administración municipal inició en octubre de 2018. La medición previa a su inicio (septiembre de 2018) mostraba una percepción de inseguridad de 84.9%, mientras que en el ranking ocupábamos el lugar 16. Es decir, en el periodo septiembre 2018 a diciembre 2019 subimos 15 lugares, para ubicarnos en el primero, en percepción de inseguridad con 92.7%. Como lo publicó CAMBIO, observando los datos históricos con la actual administración municipal se observó el pico más alto del que se tenga registro en la capita poblana, en en este indicador, en diciembre de 2018, con el 93.4%.
No vaya a quererse plantear que esto es resultado de un clima generalizado de inseguridad. Los datos de la propia ENSU demuestran que la percepción de inseguridad en el país disminuyó casi dos puntos porcentuales en el mismo periodo, pasando de 74.9% en septiembre de 2018 a 72.9% en diciembre de 2019.
Por otro lado, el dato más preocupante es el de percepción de efectividad que el gobierno de la ciudad tiene para resolver problemáticas, que también mide la ENSU. En septiembre de 2018, el 81.2% consideró que el gobierno era poco o nada efectivo para resolver los problemas de la ciudad. Una cifra, por sí misma alta, consierando que el promedio nacional ronda los 70 por ciento. Para diciembre del mismo año, ya con la nueva administración municipal, el número llegó a 91.3%. Otra vez el pico más alto del que se tenga registro en la medición. Luego se movió de la siguiente manera; 85.5% en marzo, 86.5% en junio 76.9% septiembre y 84.6% en diciembre, todos de 2019.
Si el pueblo percibe inseguridad en la ciudad y, además, observamos éstos números sobre efectividad para resolver las problemáticas por parte del municipio. Es momento de ajustar y recomponer. Porque si queremos que la Cuarta Transformación se consolide, la gente debe percibir los resultados, ver el cambio. Aunque suene a cliché, la ventana más cercana es el municipio.
Concluyo con una frase que le escuché decir a un referente importante de nuestro movimiento, en una reunión de presidentes municipales en el Estado de México; la fórmula para mantenerse en el poder es simple: gobernar bien. Y la única forma de saber si se está gobernando bien, es a partir de lo que la gente percibe.