Sé que muchos conductores, igual que yo, han caído en ellos y sufrido de llantas ponchadas y otros impactos a sus vehículos.

Desde luego que no han faltado los recordatorios familiares en el momento en que cae uno en el bache y entorpece el tráfico.

En lo personal he caído en tres veces, tres semanas seguidas, y el destrozo de cada llanta me ha obligado a comprar las cuatro para reemplazar a las que estrené hace menos de un año.

La verdad es que no ruedo tanto como para acabar un juego de llantas en 10 meses.

Todo ha sido la trampa de los malditos baches que desde luego detestamos y exigimos que sean reparados.

Si bien la alcaldesa ya explicó que se trata de malos trabajos de pavimentación de administraciones anteriores, nuestra presidenta municipal debe de entender que, por encima de los culpables, ella tiene la responsabilidad en este momento de mantener en las mejores condiciones posibles la ciudad que gobierna.

Buscando a los culpables en el pasado no se resuelven los problemas de hoy. Y las condiciones en las que “hoy” se encuentra la ciudad son responsabilidad de su administración que debe sumar acciones, no evadirse con discursos de género a los que es proclive una y otra vez buscando “comprensión” sobre el curso que lleva su administración.

Muchas de las víctimas de los baches se han metido en peores problemas al tratar de librarlos y rozar o pegarle al vehículo de al lado, o a un transeúnte.

Y ¡no!, no se vale. ¡Urge! un plan de emergencia para atender miles de baches  que se convierten en trampa para cualquier conductor que en estos días de vacaciones se esmera en ir salvando cada hoyo de un carril a otro, como si se tratara de un alcoholizado al volante que pierde el control.

Cuando el impacto de un bache te deja botado en cualquier calle y luego tienes que ir a conseguir un talachero y finalmente a comprar una llanta, la verdad es que reniega e, igual que la alcaldesa, también buscas culpables.