La curva de aprendizaje, o la curva de incompetencia de Claudia Rivera Vivanco como presidenta municipal, y el de su titular de la SSPTM, Lourdes Rosales, llevaron a Puebla a su punto máximo histórico en percepción de inseguridad.
Se decía en las calles, en las redes sociales, ahora lo confirma el INEGI en su Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU): 93.4 por ciento de los poblanos se declaró inseguro en diciembre, frente al 84.9 por ciento en octubre, cuando todavía gobernaba Luis Banck.
El incremento en la percepción de inseguridad es de 8.5 por ciento, el más alto desde que el INEGI levanta esa encuesta, y coloca a Puebla capital como la tercera ciudad más peligrosa del país, sólo detrás de Reynosa a Chilpancingo.
Si Claudia tenía un plan, es claro que se lo comió el perro, como bromean en las redes sociales. ¿A quién le echamos la culpa?
Se trata de la curva de incompetencia de dos meses y medio. Se señaló en su momento el error en la designación de Lourdes Rosales al frente de Seguridad Pública, una teórica en la materia, pero que nunca había encabezado un operativo, realizado una detención o disparado un arma contra un delincuente.
Quizá hasta hay un fondo de machismo, pero en el cuerpo de policías no se respeta a Lourdes Rosales como se respetaba a Manuel Alonso, el anterior jefe de la SSPTM, que venía de ser policía de calle. Los elementos policiacos, pocos o muchos, no se la están jugando.
Los poblanos pagamos la inexperiencia de Claudia: el aumento de casi 10 puntos de un trimestre a otro se traduce en que nueve de cada 10 poblanos perciben la violencia. El indicador se complementa con el desmesurado crecimiento en homicidios dolosos en su primer mes al frente de Palacio Municipal cuando incrementó 56 por ciento respecto de octubre de 2018.
La ENSU del INEGI refleja, además, la poca confianza que nos inspira el futuro con Claudia al frente de la seguridad pública: el 34.5 por ciento de los poblanos consideró que la situación de la delincuencia en la ciudad empeorará en los próximos 12 meses. Este porcentaje es el segundo más elevado del país, sólo por debajo de Guanajuato, con 39.4 por ciento.
El deterioro en materia de seguridad pública, es cierto, sigue una trayectoria al alza según los resultados históricos de la ENSU: en marzo de 2016, cuando Gali gobernaba la capital con Santizo como titular de Seguridad Pública, la percepción de inseguridad era de 69.8 por ciento.
En diciembre de 2016, ya con Banck como edil y todavía Santizo al frente, se alcanzó el pico de 79 por ciento, justo cuando iniciaron los asaltos en el transporte público. El edil interino hizo cambios de urgencia, le otorgó la confianza a Manuel Alonso, quien dio resultados inmediatos en ese 2017.
Pero la realidad es que todo 2018, con tanta inestabilidad política, las incursiones del CJNG, la ola de ejecuciones y asaltos al transporte público, comenzó la escalada: 80 por ciento en marzo y 84.9 por ciento en octubre, previo a que Banck le entregara a Morena.
Si era posible, Claudia empeoró todo. Su modelo de seguridad todavía no aparece, y su titular Lourdes Rosales no tiene idea de qué hacer para poner a la delincuencia bajo control.
Todo redunda en un dato demoledor: en sólo tres meses, nueve de cada 10 poblanos repudian el gobierno de Claudia Rivera Vivanco, absolutamente rebasada por el descrédito.
De acuerdo con el INEGI, la fuente del dato, sólo la apoya el 8.7 por ciento de los poblanos.
Y nos faltan largos, larguísimos, dos años y nueve meses.
Que Diosito nos agarre confesados porque Puebla puede colapsar.
