Dios los hace, ellos se juntan. Como una plaga bíblica, los desgobiernos de Karina Pérez Popoca y Luis Alberto Arriaga tienen de cabeza a las Cholulas, cuyos ciudadanos los padecen en la desesperación. Tanto se parecen que ambos alcaldes ya tienen sus niños muertos como referente del paradigma de violencia que se vive sin control en sus municipios.
A principios de este mayo, Santi, un niño de apenas 8 años, murió por una bala perdida mientras ayudaba a su abuelito que trabaja como “viene, viene” en el hotel María Sofía de San Pedro Cholula. El homicidio del muchachito no conmovió al alcalde Arriaga, quien nunca brindó un mensaje de pésame ni urgió a la Fiscalía a resolver un caso que cumple casi tres meses de impunidad. El asesino que disparó no ha sido ubicado.
Ahora Karina Pérez Popoca tiene su niño muertito. Mientras la alcaldesa turisteaba en la Guelaguetza para hermanarse con Mitla —acompañada, cómo no, de los viajeros Arriaga y su esposa—, Micky de 10 años murió cuando ayudaba a su papá a vender quesos para juntar para sus útiles escolares.
Otra tragedia infantil en las Cholulas cuya respuesta, otra vez, es la insensibilidad propia de los frívolos. Igual que Arriaga con la muerte de Santi, más de 48 horas después Karina Pérez Popoca ni siquiera fijó un tuit para darle el pésame a la familia y compañeritos de Micky que ayer lo sepultaron. Tampoco hizo un llamado a la Fiscalía para acelerar las investigaciones.
Ambos, Arriaga y Karina, Karina y Arriaga, son un par de desgraciados, confiados en que Luis Miguel Barbosa les dio margen para arreglar sus desgobiernos. Parece que el gobernador electo se equivocó y es hora de apretarlos antes de que causen más destrozos rumbo al 2021.
Con cierta perspectiva, las cosas en las Cholulas están peores que en Puebla capital. Antes de pensar en un cabildazo a Claudia Rivera Vivanco, habría que analizar sacar a Karina Pérez y a Arriaga de esos gobiernos municipales. Ellos sí no tienen remedio.
La alcaldesa de Puebla todavía no da con la tecla correcta, pero está trabajando. Ayer pudo presumir que la incidencia delictiva disminuyó 13 por ciento entre mayo y junio. Algo es algo.
Pero San Andrés Cholula es un infierno terrenal con Karina Pérez Popoca, pues la incidencia delictiva aumentó 85 por ciento en junio en comparación con el mismo mes de 2018, cuando se cometieron 171 delitos, mientras que en el mismo mes de este año se denunciaron 317.
Los robos aumentaron en cien por ciento. El secuestro es otro de los delitos que se disparó 200 por ciento, pues mientras en junio del 2018 sólo se denunció un caso, el mes pasado se denunciaron tres. Los robos a casa habitación aumentaron 50 por ciento al pasar de cuatro en junio del 2018 a seis denunciados en junio del 2019.
Vaya desastre.
No es mejor la situación en San Pedro Cholula. Con Luis Alberto Arriaga, la incidencia delictiva se disparó en un 45 por ciento y los robos mantuvieron la misma cifra que el año pasado. En junio del 2018 se denunciaron 138 delitos, mientras que en el mes pasado se denunciaron 202, lo que representa un incremento del 46 por ciento.
Los robos en todas sus modalidades volvieron a registrar un aumento, pero ahora de 17 por ciento, al pasar de 87 denuncias en junio del 2018 a 112 en el mismo mes de este año. El robo a transporte público es uno de los que más incremento registraron, ya que tuvo un aumento del mil por ciento en comparación con junio del 2018 y junio del 2019, pues pasó de un delito denunciado el año pasado a 11 denuncias reportadas en este.
¿Cuál es el remedio para arreglar estos municipios desgobernados por una pareja de frívolos, insensibles, ansiosos de turismo, viajes, foros, pero incapaces de arreglar la situación de seguridad?
Si se va a dar un cabildazo, comiencen a pensar en Karina Pérez Popoca y Luis Alberto Arriaga.