Si a tirios y a troyanos sorprendió el tuit del gobernador Barbosa posterior al Grito de Independencia en el que aparece fotografiado con la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco y presume la recuperación de la relación entre el gobierno estatal y el municipal, más sorpresa les causará la lógica del armisticio: el gobernador ha desechado totalmente la idea del cabildazo para destronarla.

Tras varias semanas, meses, de evaluar la posibilidad del cabildazo para hacerla caer, e incluso sondear tanto con la dirigencia de Morena como en Palacio Nacional el impacto político de esa decisión, el gobernador Barbosa culminó su evaluación estratégica: es mejor quedarse con Claudia en la alcaldía y ayudarla a recuperarse que tumbarla y darle la razón al PAN —además de argumentos de campaña— acerca de los malos gobiernos municipales emanados de Morena.

Claudia Rivera Vivanco se queda, pero no sólo ella. También la titular de SSPTM, quien durante semanas fue la auténtica manzana de la discordia con el barbosismo.

Lourdes Rosales, pese a que su cabeza estaba en vilo, se mantendrá al frente de la seguridad pública… hasta que los resultados no la abandonen.

Como la política es esencialmente dinámica y una cosa es lo que pensaba Barbosa como gobernador electo y otra muy diferente la realidad que está encontrando ya en funciones, el armisticio con Claudia es una coyuntura que no lo hace feliz, pero que la otra opción es mucho peor de cara a los comicios de 2021.

Quizá la clave del armisticio sea que Barbosa aceptó darle el beneficio de la duda a Lourdes Rosales y escuchar sus planteamientos en materia de seguridad pública. Los marinos y militares que manejan la SSP, así como el vicealmirante, revisaron su plan y sus cifras. En una consulta informal, Armando Pedroche, titular del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia, también le dio su aval a Rosales.

En resumen, se aceptó que la peor idea era quitar a Rosales Martínez de SSPTM para darle paso a un fuereño que aunque tuviera muchos blasones, pasaría meses y semanas conociendo la geografía de la ciudad y el mapa de la delincuencia. Un volado, vaya.

Como lo habíamos señalado en este espacio, la incidencia delictiva de los dos últimos meses muestra una tendencia a estabilizarse. Esa realidad en los números se puso del lado de Claudia Rivera y de Lourdes Rosales. De alguna forma, aunque la situación de inseguridad no mejoró sustancialmente, sí se contuvo que empeorara. La titular de la SSPTM obtuvo un voto de confianza porque demostró que sí tenía un plan y que no se lo había comido el perro.

Por supuesto, la posibilidad de reelegirse de Claudia Rivera es nula, pero tampoco quiere pasar a la historia como la peor alcaldesa de la ciudad en la Historia. Se convenció de que si la cabeza de Lourdes era necesaria para el armisticio, estaba dispuesta a ofrendarla al barbosismo. Pero al final ella convenció a Barbosa de que sí podía con el paquete.

Los primeros descobijados con esta decisión son los regidores del denominado grupo G5, cuyo exponente más ruidoso es Roberto Elí Esponda, pero en el que la regidora Rosa Márquez es la auténtica mano que mueve la cuna. Ella deseaba que su hijo, David Méndez, llegara a Infraestructura municipal, pero como Claudia no entendió los mensajes, le tomó odio jarocho.

El armisticio Barbosa-Claudia excluye a los regidores del autodemoninado G5, quienes seguirán en su ruta de la nave de los locos, pero sin el apoyo expreso de Casa Aguayo, como ya se los hizo saber el gobernador, desautorizando las expresiones rijosas.

Ahora sí, se entiende el tuit del Grito: entre Claudia y Barbosa hay un armisticio conveniente para todos.