Entre cochinero y cochinero de las asambleas realizadas en Morena, nueve contra seis que se suspendieron, Eduardo Gandur se perfila como el siguiente dirigente estatal sostenido en dos pilares: Gabriel Biestro y Eric Cotoñeto, el principal operador del barbosismo que se alzó con 60 de los 90 consejeros que se eligieron el pasado domingo.

 

A nivel nacional, la pelea de perros entre los grupos consiguió su objetivo: ningunear a Andrés Manuel López Obrador, quien agobiado por la crisis de Culiacán tiró la toalla en su partido. El tabasqueño se rindió, pues ayer en la mañanera afirmó que sugirió el método de la encuesta y “afortunadamente no le hicieron caso”.

 

Los ultras se imponen. Como una demostración de fuerza, provocaron que la asamblea en el distrito de Iztacalco fuera suspendida, pues ahí el diputado federal Mario Delgado sería electo, pero ni siquiera lo querían dejar entrar con el pretexto de los QR´s. Ahora está en veremos si puede llegar a la final.

 

En la asamblea del sábado, donde va Yeidckol Polevnsky, se prevé a sangre y fuego. Morena se pudrió y López Obrador no pudo hacer nada para evitarlo, como tampoco para controlar al ejército de sicarios del Cártel de Sinaloa que tomaron las calles de Sinaloa.

 

Pero las fuerzas de Bertha Luján se toparon con pared en Puebla, en parte porque tiene pésimos operadores, entre ellos a Rodrigo Abdala y Claudia Rivera. El súper delegado, aunque aventó el carro de la secretaría del Bienestar, perdió contra la operación de Cotoñeto.

 

La presidenta municipal Claudia Rivera, aunque dedicó noches y noches de operación al tema de la interna de Morena, apenas le alcanzó para meter a su mamá y a su hermano como consejeros. Al cero a la izquierda de Abdala, representante de los intereses de Luján y Gabriel Hernández unos 10, y los restantes 18 son de los grupos regionales.

 

Quedan seis asambleas por realizar previo al 10 de noviembre que se instalará el Consejo Estatal, sesenta lugares. Si Cotoñeto, apoyado por Biestro, es capaz de conseguir la mitad de ellos, dominaría 90 lugares de los 150 que integran el máximo órgano en Puebla, alrededor del 60 %, con lo que el barbosismo impondría al dirigente sin necesidad de llegar a acuerdos con otros grupos al interior del Morena.

 

Tras el ridículo de Bracamonte, que no pudo pasar en la asamblea de Cholula, Eduardo Gandur —suplente de Gabriel Biestro en la diputación local— pasa a ser el favorito del barbosismo pese a que el diputado federal Alejandro Carvajal se había ostentado así en diversas mesas.

 

Pero lo cierto es que tanto el barbosismo como otros grupos le hicieron el vacío a Carvajal, pues la asamblea del distrito 12 se suspendió por falta de quórum. Es decir, no hubo interesados en participar pese a que se trata de uno de los distritos más importantes de la capital. Va a ser difícil que pueda ganar el Consejo, quien ni siquiera puede movilizar en la asamblea de su distrito.

 

El otro favorito es Edgar Garmendia, secretario general al que no se respetó su prelación y desde el CEN prefirieron imponer como delegado al abogado Bracamonte. A Garmedia le tocaba ser electo en la asamblea por Ajalpan que fue reventada por un comando armado que ingresó al lugar, por lo que ante la falta de garantías se prefirió suspenderla.

 

En el hipotético que Alejandro Carvajal y Edgar Garmendia salieran electos en la reposición de las asambleas, se medirán a Eduardo Gandur, el favorito del barbosisimo con el apoyo de Cotoñeto y Biestro.

 

En esta relación, por supuesto, el gran perdedor es Rodrigo Abdala, quien pese a formar parte de los renegados, una vez se encarga de demostrar el gran cero a la izquierda que es. Le sigue Claudia Rivera Vivanco, que apostó por meter a su familia pero su evidente desgaste ante las bases de Morena le impidieron tomar por asalto el Consejo Estatal, o por lo menos tener suficientes fichas para negociar.

 

¿Y Alejandro Armenta? Parece que el senador ni sus luces.

 

Así que Cotoñeto, Biestro y todo el barbosismo van con camino abierto.