Después de que Barbosa ganó la gubernatura y puso fin a meses de inestabilidad política, comenzaron a correr las apuestas de quién sería el primer alcalde en caer para poner orden entre los infames presidentes municipales emanados de Morena que se convirtieron en un lastre para la marca. Todas las apuestas ponían en primer lugar como candidata al patíbulo a Claudia Rivera Vivanco, la impopular alcaldesa de Puebla capital.
Sin embargo, nadie sospechaba que la iban a rebasar por la derecha para ser desplazada en las apuestas de la defenestración. Y que el primer candidato a la destitución ya no sería ella sino el enamoradizo Felipe Patjane, cuyo estatus de desaparecido en cualquier momento podrá transformarse en prófugo de la justicia.
A esta hora sobran razones para meterlo a la cárcel, pues se documentó plenamente el abuso del erario tehuacanero. La Fiscalía General del Estado ya judicializó una primera carpeta de investigación y en cualquier momento el Poder Judicial emitirá una orden de aprehensión. Ya no se salva ni aunque lo reciba Ricardo Monreal.
En el Senado le dieron portazo, por lo que ayer miércoles regresó a Puebla con la cola entre las patas buscando al gobernador Barbosa para implorar clemencia.
Fue recibido por funcionarios de la SGG que le hicieron un planteamiento muy claro: su mal gobierno lo había llevado a perder el control de su cabildo, por lo que eran los mismos regidores quienes solicitaban su destitución. El primer problema lo tenía ahí, no en Casa Aguayo.
La sesión del Cabildo, pese a que los adictos al edil señalaban como ilegal, se hizo en forma, y por tanto, el acuerdo de destitución firmado por 8 regidores, así como la exigencia para que la síndico lo elevara al Congreso, tiene todos los efectos legales.
En entrevista en Juego de Troles, Gabriel Biestro confirmó que la petición sí llegó al Congreso, por lo que comenzará el análisis de inmediato ante el desgobierno que vive Tehuacán, la segunda ciudad del estado en importancia y que necesita estabilidad.
En esa reunión, los funcionarios de la SGG le dijeron a Patjane que en el caso de las denuncias penales todos sus derechos de audiencia serán respetados, por lo que podrá defenderse de las acusaciones de peculado y desvíos del erario tehuacanero que hicieron los ex funcionarios del Ayuntamiento.
En resumen, Patjane salió de Casa Aguayo como entró: sin hablar con el gobernador, con la certeza de que sus derechos de defensa serán respetados, pero que su tiempo como alcalde se agotó ante el desgobierno.
La caída de Patjane, al mismo tiempo, es un mensaje de cero tolerancia a la incompetencia, corrupción e inseguridad de los gobiernos de Morena, pues muchos alcaldes parece que ven la procesión y no se hincan.
Especialmente Karina Pérez Popoca, quien un día sí y otro también da escándalo en su desgobierno de San Andrés Cholula, cuya última pifia monumental fue correr la Directora de Transparencia del Ayuntamiento por entregar la lista de convenios con los medios de comunicación, lista que la propia alcaldesa había negado enfáticamente.
Al mismo tiempo, si Claudia abandonó la posición de favorita al cabildazo es un reconocimiento de que el gobernador Barbosa le está dando seguimiento diario a las acciones de los alcaldes y aprecia las mejoras. En el caso específico, la postura de sacar a la SSPTM a Lourdes Rosales fue abandonada al confirmarse la reducción en la incidencia delictiva durante tres meses seguidos conforme a las cifras de la SSPTM.
Otros que salvaron la cabeza fueron Norma Layón de San Martín Texmelucan, que no tenía la confianza del gobernador pero se la ganó, y Luis Alberto Arriaga, quien dejó de producir escándalos y frivolidad para concentrarse en sus funciones. Pese a su cercanía con el JJ, goza de toda la confianza de Casa Aguayo. Y por supuesto, Mario de la Rosa en Amozoc, que es la primera base de ataque a huachicoleros y huachigaseros.
Además de Karina Pérez, otras dos alcaldesas siguen en capilla: Marisol Cruz en Tecamachalco y Angélica Alvarado de Huejotzingo. Las dos no entienden que no entienden.
La forma y fondo de la caída de Felipe Patjane es una lección para todos los alcaldes emanados de Morena. Quien falle y traicione deja de ser útil, y por tanto, parte del proyecto de la Cuarta Transformación en Puebla.