En una alianza táctica con Alejandro Armenta, que incluye la transferencia de recursos humanos y financieros desde el Ayuntamiento de Puebla, Claudia Rivera Vivanco inició su misión más allá del muro: impedir que Luis Miguel Barbosa se convierta en candidato de Morena y luego en gobernador, pues sabe que su suerte está echada cuando llegue a Casa Puebla el ex senador.

 

La alcaldesa de Puebla capital se encuentra encajonada políticamente y vive una crisis inusitada cuando no cumple todavía 120 días en el cargo. Con pocas excepciones, no hay un área en el gobierno municipal que no sea un desastre.

 

El diagnóstico de los ‘barbosistas’ es claro: el problema no es la inexperiencia de la alcaldesa, sino la corrupción rampante que la rodea, que empieza y termina en el círculo familiar de Rivera Vivanco. Esa corrupción inició en campaña cuando, afirman, aceptó recursos del morenovallismo. Siguió en el periodo de transición, pero creció de forma exponencial al asumir el Ayuntamiento.

 

La impopularidad de Rivera Vivanco no está a discusión ni debate, pues su gobierno es repudiado por nueve de cada 10 poblanos de acuerdo con la encuesta de INEGI. Pero el problema crece, pues cada vez hay más rumores de la corrupción rampante.

 

El periodista Rodolfo Ruiz hace unos días ‘puso el dedo en la llaga’ al cuestionar en dónde queda todo el dinero cash que entra por concepto de ambulantes, giros negros y normatividad comercial. Siguiendo esa línea, Alejandro Mondragón señaló a un operador de medios durante campaña como el hombre del maletín.

 

En medio de esos rumores crecientes de corrupción se ubica al primer círculo familiar de la alcaldesa, quienes se ‘despachan con la cuchara grande’, específicamente en el área de infraestructura, donde fue ubicada una ex pareja sentimental de la alcaldesa y compañero de francachelas familiares. Los datos pronto empezarán a difundirse.

 

Por si fuera poco, la hermana Mayte ha desplegado una intensa actividad mediática como directora del DIF, al grado de que en la dependencia se hace burla de las “señoritas Vivanco” en abierta alusión a la película de la era dorada del cine mexicano con Sarita García y Prudencia Griffel. Todo mundo sabe que quiere ser candidata en 2021, pero nadie sabe si quiere ser la heredera de su hermana o buscará una diputación.

 

 

Pero la crisis del gobierno de Claudia la invade por todos lados. La votación del dictamen de entrega-recepción evidenció que la alcaldesa ya sólo tiene el apoyo de 11 regidores, pues 10 lo rechazaron. Si ese dictamen fue aprobado se dio gracias a un cruce muy extraño: el apoyo de Jacobo Ordaz para condenar a Banck, así como la abstención de Libertad Aguirre Junco pese a considerarse ‘barbosista’.

 

Esa exigua mayoría de votos demuestra que la operación política de la secretaria general Liza Aceves es terrible, pues ha perdido el control del Cabildo. Pero la situación —si se puede— todavía es peor tras conocerse el fracaso en los plebiscitos: se cancelaron en ocho de 17, la cifra más alta en décadas. Aceves no tiene el monopolio del fracaso, ya que se combinó con la operación torpe del rebasado titular de Gobernación, René Sánchez Galindo.

 

En cualquier otro tipo de gobierno, Liza Aceves hubiera caído por la pérdida de control en el Cabildo, René Sánchez por el fracaso en los plebiscitos, así como en la invasión de ambulantes. También debieron irse Armando Rocha y Mario Martell por sus grillas mutuas en el área de comunicación, como anotó recientemente el periodista Iván Tirzo.

 

También debieron irse la titular de Movilidad, Alejandra Rubio Acle, que en cada entrevista revela los planes para imponer fotomultas y parquímetros, y que la alcaldesa debe salir a desmentir. Tampoco puede quedarse atrás Israel Román Romano, titular de Infraestructura, que en 120 días sólo ha podido hacer una calle.

 

¿Cuáles son los únicos funcionarios con méritos? El tesorero que logró la renegociación de la deuda y Leobardo Rodríguez de SECAD que sacó adelante la espinosa licitación del alumbrado público con un moderno procedimiento a la vista de todos.

 

El Ayuntamiento de Claudia Rivera es un desastre por casi todos lados, pero a ella le gusta trabajar así, en el desorden. Un desorden que se acabará en cuanto haya un jefe político que la meta en cintura.

 

Por ello la alcaldesa ha decidido jugarse el todo por el todo apostando por Alejandro Armenta para bloquear a Barbosa.