Cayó la autora material de la impopular política de movilidad de la bolardiza, Alejandra Rubio Acle, pero no se sabe si el autor intelectual, Armando Pliego Ishikawa, se mantiene como jefe de departamento y seguirá cobrando hasta que la Contraloría municipal culmine la investigación por la escandalosa asignación de contratos y compra de implementos en total opacidad.
Ambos, Rubio Acle y Pieglo Ishikawa, están en la mira por haber realizado un gran acto de corrupción con las políticas de movilidad del Ayuntamiento poblano, disfrazando de preocupación por los peatones lo que representó un ingreso para los bolsillos de sus amigos empresarios e incluso familiares. El conflicto de interés está al rojo vivo.
Cuando el río suena, es que agua lleva. Ambos se sienten impolutos, pero la sospecha es tal que la presidenta Claudia Rivera Vivanco decidió mostrarse inflexible e invitar a la funcionaria a abandonar el cargo mediante una salida digna con una “licencia” por tiempo indefinido, mientras se realiza la investigación de la Contraloría.
Una licencia cuya versión oficial es darle la oportunidad de litigar contra dos regidores, pues Rubio Acle, fuera de sí, afirmó que interpondría denuncias contra los regidores en Fiscalía hasta por violencia política de género. “La defensa política de mi buen nombre (sic), me obliga a denunciar penal, administrativa y electoralmente a los señores regidores Libertad Aguirre Junco y José Luis González Acosta, por el desdoro que han hecho de mi persona como servidora pública, sin tener prueba de su dicho”. Una locura total de una funcionaria encerrada en un callejón que no entiende que el Cabildo es su superior jerárquico.
Además de Rubio Acle, Pliego Ishikawa, la investigación preliminar arrastrará al tercer socio de los bolardos, el regidor Lalo Covián, quien es parte de la oposición a la alcaldesa Rivera Vivanco, pero cobra con la derecha a través de la instalación de bolardos en los que el Ayuntamiento gastó más de 14 millones de pesos en la primera etapa, aunque se sospecha de más contratos.
Tan metido anda en el negocio que, como presidente de la Comisión de Movilidad, Covián logró que sus compañeros del G7 avalaran continuar con la bolardiza, pese a que el Cabildo determinó suspender el programa hasta que se presenten los estudios técnicos… que nadie tiene ni conoce.
La caída de Rubio Acle como titular de la Secretaría de Movilidad, nadie se equivoque, fue decidida y operada por Claudia Rivero Vivanco, quien parece tomar un segundo aire, cansada de que su Ayuntamiento sea la nave de los locos, ingobernable y en la que cada uno hace lo que quiere… y los negocios que quiere.
A principio de año, la alcaldesa acusó golpes seguidos para los que hubo poca respuesta. La indignación social por la bolardomanía que resultó un negocio particular disfrazado de política de movilidad para proteger peatones. El portazo que le dio el contralor Mario Riveroll, que no quiso atender la auditoría preventiva de la ASE. La ampliación de su oposición interna del G5 al G7. La encuesta ENSU del INEGI que colocó a Puebla como la ciudad con mayor percepción de inseguridad del país.
Claudia tuvo un enero negro, pero después de reunirse con el gobernador Barbosa para clarificar su relación política, además de la política de coordinación de seguridad, parece que Rivera Vivanco tomó un segundo aire, cuyo primer movimiento fue la caída del secretario Eduardo Peniche, a pesar de que tenía el apoyo de la IP poblana y no había realizado un mal trabajo. ¿Su pecado? La traición.
Luego, acelerar políticamente para combatir al G7 y exhibir a uno de los regidores que la traicionaron, Eduardo Covián, quien como presidente de la Comisión de Movilidad se amafió con Rubio Acle. Ninguno de los dos pudo demostrar los estudios técnicos que en teoría llevaron a la colocación de los bolardos en esas intersecciones vehiculares.
Covián lleva la etiqueta de traidor en la frente, pues fue Rivera Vivanco quien lo integró a la planilla de regidores ya que el ex panista no tenía ningún tipo de vínculo con Morena, y fue uno de los primeros en traicionarla.
¿Hay una nueva alcaldesa al frente del Ayuntamiento o sólo se trata de una golondrina que no hace verano? Claudia Rivera Vivanco tiene poco margen para luchar por el legado que dejará como presidente municipal de Puebla capital.