Dada la paupérrima capacidad policial en México, la Guardia Nacional constituye una opción interesante ante la ola de violencia e inseguridad. Para ser efectiva, deberá contar con regulaciones de acción y de cómo intervenir ante desastres naturales, emergencias y crímenes del orden común y del orden federal.

Debido a la escasez de número y de capacidades de las policías municipales y estatales se creará la Guardia Nacional con facultades de intervenir en casos relacionados con la procuración de la seguridad pública. Estará conformada por elementos de la Policía Federal, de la Policía Naval y de la Policía Militar; además, de sus efectivos de nuevo ingreso. Seguramente tendrá una representación civil en términos administrativos, y otro mando militar en términos operativos.

El gran miedo relacionado con su creación es que sus elementos reaccionen como lo haría un militar común, es decir, sin gran cuidado con relación al respeto de los derechos humanos. Por ello, esta fuerza intermedia tendrá que estar muy bien capacitada para no cometer violaciones en contra de los derechos de las personas y para atender de manera efectiva, toda la gama de delitos.

Por otra parte, hubiera sido idóneo que la Policía Federal se hubiera fortalecido, no obstante, su capacidad de elementos ronda apenas los 30 mil operativos. La buena noticia es que la Policía Federal no desaparecerá y podrá funcionar como una institución de apoyo a la guardia y especializarse en delitos específicos como los cibernéticos y donde deba haber investigaciones más profundas, que necesiten de especialistas en ciertas ciencias.

Para que la Guardia Nacional pueda satisfacer las demandas de seguridad que tenemos, tendrá que contar con una muy buena cantidad de elementos operativos para funcionar como una verdadera policía nacional. Según las estimaciones de algunos expertos en el tema y en mi análisis, debería rondar entre los 80 mil y 100 mil elementos para atender efectivamente a las víctimas y combatir la delincuencia.

Adicionalmente, la Guardia Nacional, por sí sola, no será suficiente para resolver este tipo de problemas. El aumento en el número de sus miembros tendrá que ir acompañada por un incremento de los Ministerios Públicos (MP) en todas las Entidades Federativas del país para que no tengamos que enfrentar la previsible situación de sobrecarga en los MP, y así poder agilizar el proceso judicial de quien resulte implicado con la comisión de algún tipo de delito.

Los grandes retos que tendrán que asumir las autoridades será el de regularizar las operaciones que llevarán a cabo, así como el celo que creará frente a otras corporaciones de seguridad en el país. Para ello, tendrán que dotar a cada organismo, de beneficios, más o menos equivalentes. También, deberán establecer mecanismos efectivos de coordinación entre instituciones, creando así operativos y misiones conjuntas, con el fin de agilizar la resolución de los casos a atender y distribuir de manera uniforme el honor, la credibilidad y el prestigio de todos los organismos responsables de la seguridad en nuestro país.