La cita que antecede no es de las autoridades mexicanas, sino de las autoridades fiscales de Guatemala, efectivamente las siglas son iguales al que corresponde a las autoridades fiscales mexicanas, pero el nombre solamente es similar, allá Superintedencia de Administración Tributaria, aquí Servicio de Administración Tributaria, en el país vecino la discrecionalidad tributaria provocó la caída del presidente y de la vicepresidente en el año de 2015, aquí paradójicamente por el mismo problema de corrupción provocó la reforma Constitucional del 27 de septiembre de 2015 denominada reforma constitucional “para combatir la corrupción”.

Desde luego que estos fenómenos que se presentan de corrupción, no importa la tendencia política sea de izquierda o bien de derecha, finalmente todos se encuentran inmiscuidos en ese mal –en aquel país centroamericano el gobierno era de tendencia política de derecha– sin embargo, la formula es muy sencilla, la respuesta la da el derecho, es decir la ciencia jurídica puede hacer mucho para evitar que se presenten esos caso de corrupción, que en el caso de Guatemala y en México llegó a los máximos niveles de gobierno, pero que el derecho bien puede contener esta problemática que se ha generalizado en el mundo. Es claro que el Estado de derecho desde el siglo XVII se implementó con la finalidad de limitar al poder y dentro de lo que se debe de limitar es la corrupción, que si bien es indistinto considerar si es provocada desde adentro o desde afuera del sistema gubernamental, lo importante es limitarla, contenerla y combatirla, es evidente que es la ciencia jurídica la única que lo puede lograr.

Se puede limitar la corrupción y después combatirla con la regulación y la creación de leyes que impidan el uso de las facultades discrecionales de las autoridades, y por ende apostar mas en las facultades regladas, es decir, considerar que las autoridades de cualquier nivel están sujetas a una ley, pero no a una ley que les permita determinar discrecionalmente que medidas y que actos llevar a cabo, sino basarse en normas jurídicas que limiten sus atribuciones, basadas exclusivamente en facultades regladas, es decir en determinar linealmente y sin margen de opción que acciones se deben de tomar. Para esta transformación de las facultades discrecionales a ubicarlas en facultades regladas, es necesario que se haga una revista del propio sistema jurídico, pues desafortunadamente todo el sistema jurídico esta contaminado por facultades discrecionales y sobre todo de cualquier órgano del Estado, pero más aun de cualquier nivel, por ello es que esa discrecionalidad se puede usar de una forma en un caso en particular y de otra en otro, con lo cual se pierde certidumbre en las acciones de la autoridad, se provoca discriminación, y con ello se da al traste con la seguridad jurídica, que es el único camino a una sociedad mas justa.

En esta última administración federal que está por terminar, todas las grandes reformas que se presentaron a las leyes –de lo cual solamente quedo pendiente crear una nueva Constitución– se puede apreciar que en cualquiera de los ámbitos se conformó un sistema que se basó en facultades discrecionales, lo que es un símbolo claro de corrupción, lejos de combatirlo, las reformas legales lo alimentaron, por ende, no puede hacerse mucho en los tribunales ante la presencia de leyes que permiten el uso discrecional de las atribuciones de las autoridades, desde luego que desde la academia, esta discrecionalidad también se encuentra limitada con lo que se denomina desvío de poder, que es el abuso de las facultades discrecionales, pero desde luego que esto no es suficiente y por ello hoy observamos que se multa a uno, pero no a todos los que cometen la infracción, se clausura a un sujeto, pero no a todos los que se encuentran en esa situación, y desde lego siempre se da preferencia sobre las empresas transnacionales, poniendo en tela de juicio la procedencia de los medios de defensa y los derechos de acceso a la administración de justicia por parte de los simples ciudadanos, y todo ello es claro que sucede ante la discrecionalidad que es hermana de la corrupción.