El primer puñetazo lo recibió el domingo 6 de mayo en la rueda de prensa ofrecida por Enrique Doger Guerrero. De ahí llegaron en cascada otros golpes; los ostentosos gastos de una presunta tarjeta American Express Platinum. Y ahora la semana inicia con un misil del diario El Universal que muestra detalles poco conocidos del patrimonio del litigante.

 

El abanderado sigue sosteniendo que Rafael Moreno Valle está detrás de todos esos golpes y que con ellos pretenden “desgastar” su candidatura, lo cual es muy probable.

 

Sobre este episodio de la política poblana que bien podemos denominar el ‘Barbosagate’ hay dos puntos que se deben subrayar.

 

Primero.- Barbosa subestimó la capacidad depredadora de Rafael Moreno Valle.

 

Evidentemente los golpes están surtiendo efecto. Luego de solicitar licencia como senador de la República, Miguel Barbosa llegó a Puebla echado para adelante.

 

Unos días antes, el legislador junto con Fernando Manzanilla había lanzado severos misiles contra Moreno Valle y Eukid Castañón acusando la existencia de un sistema de espionaje operado por ex agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).

 

Esto reforzó la actitud de Barbosa quien pensó que la contienda seguiría en ese tenor, que iría marcando la agenda electoral dando golpes contra el morenovallismo.

 

Lo que faltó en la lógica de Miguel fue instalar una oficina de riesgos; un grupo asesor que previera los golpes que podría recibir.

 

En la serie que es un clásico de nuestro tiempo ‘House of Cards’, el protagonista Frank Underwood decide apoyar a Peter Russo, un congresista con un grave problema de alcoholismo. Contra toda lógica Frank impulsa a Russo para alcanzar la gubernatura de Pensilvania.

 

En un capítulo Frank reúne a todo el equipo electoral en el sótano de su casa y lleva a un hombre de edad avanzada, pero de inteligencia y lucidez portentosas; su función es analizar la vida privada y pública de Russo y los riesgos que podría conllevar su hipotética candidatura.

 

Los televidentes recordarán que a la sazón Russo es políticamente destruido y posteriormente asesinado.

 

La cita a la serie viene a cuenta porque en toda campaña electoral debe haber un ‘cuarto de riesgos y amenazas’. Así lo marca el FODA. Empero, Barbosa olvidó, soslayó una de las reglas básicas de la guerra: blindar las zonas vulnerables ante ataques inminentes.

Si Barbosa hubiera desglosado su patrimonio y se hubiera mostrado tal cual, se habría anticipado al golpe y esa sorpresa nunca hubiera ocurrido.

 

Lo que sucedió simplemente tiene una descripción: Miguel se confió y subestimó la capacidad depredadora de Rafael Moreno Valle. No se anticipó a los riesgos; no previó los ataques. Entró a la zona de conflicto sin chaleco blindado.

 

Ahora vamos a la segunda lectura.- Evidentemente el ‘Barbosagate’ representa un sismo, un temblor político.

 

Las preguntas son: ¿De cuántos grados? ¿Realmente esos golpes pueden modificar las encuestas? ¿Pueden socavar las posibilidades de triunfo del candidato de Morena?

 

En este momento aún no podemos saberlo.

 

Lo que sí es cierto es que Barbosa ya no lleva la pauta de la campaña. Ahora va a la defensiva, cubriéndose de los puñetazos; dejó de ser el golpeador para convertirse en el apaleado.

 

Desde hace nueve días el candidato de Morena solamente se dedica a dar explicaciones, a ofrecer respuesta a las embestidas; lo tienen contra las cuerdas y apenas estamos arrancando.

La lógica nos indica que seguirán los misiles contra Barbosa, pero aún no podemos determinar de qué tamaño serán los impactos.

 

Aún faltan semanas para llegar a un punto de evaluación.

 

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