Hace 48 horas que María y Salvador vieron con vida por última vez a su pequeño hijo Julián, y después del trágico desenlace, el hombre sólo pide que ya dejen descansar a su hijo en paz.

Consternado por los hechos y apurado porque se dirige a la capital del Estado a recoger el cuerpo de su hijo, el hombre de más de 50 años de edad manifiesta su molestia por los "voceadores" o "gritones" que andan haciendo negocio vendiendo periódicos con su trágica historia.

El reloj marca las 9 de la mañana con 30 minutos, Don Salvador y su esposa María se disponen a viajar a la capital del Estado, los acompañan familiares y amigos que comparten su dolor.

María apenas y puede sostenerse por sí misma, su mirada está perdida como si se encontrara en una pesadilla de la cual no puede despertar.

Una mujer de cabello rubio que se ofreció a apoyar a la familia con pan para el velorio, indica a las dos chicas que rodean a María, que no la dejen porque en cualquier momento se puede desmayar.

A un lado se encuentra un pequeño altar improvisado con dos mesas de madera, tela blanca y cuatro ramos de flor, acompañados de decenas de veladoras.

La imagen central del altar es una fotografía tamaño postal del último cumpleaños de Julián, sus compañeros de juego, un Max Steel y un Spiderman, también adornan el lugar.

Julián Salvador R. de 7 años de edad perdió la vida tras ser brutalmente golpeado por quien debía cuidarlo, se trata de su hermanastro Eduardo N. de 25 años de edad quien actuó bajo los influjos de las drogas.