Sábado, 20 de Abril del 2024
Indicador Político

La estrategia mexicana hacia Trump en los tres temas vitales --migración, seguridad y comercio-- ha pasado de la resistencia pasiva del gobierno de Peña Nieto a la de las concesiones adelantadas del equipo del candidato triunfador. El primer error estratégico de López Obrador fue abrir una negociación con la Casa Blanca sinacta de presidente electo, sin modelo de desarrollo para el comercio exterior y sin redefinición de los principios de política exterior.

Más que como estrategia diseñada para el reordenamiento institucional, el candidato ganador López Obrador ha abierto muchos frentes de batalla sin contar con propuesta de relevo ni un planteamiento de reorganización administrativa. A final de cuentas, el gobierno, el gabinete y sus decisiones son elementos constitutivos del poder.

En medio de escándalos, el agobio de decenas de decisiones que no alcanzan a analizarse y la estridencia para tapar errores, el tema central que va a definir la presidencia de López Obrador hasta ahora no ha sido presentado: la tasa promedio anual del PIB y sus derivaciones en creación de empleos, inflación y redistribución de la riqueza.

El escándalo del fideicomiso ‘Por los demás’ y los debates sobre aeropuerto, foro de seguridad, descentralización administrativa y bajas de salarios pueden ser tomados como escenarios de distracción de la parte medular del próximo gobierno de López Obrador: la continuidad del modelo neoliberal priista-salinista de crecimiento.

La crisis revelada por la indagatoria del Instituto Nacional Electoral por el Fideicomiso ‘Por los demás’ del partido Morena debiera ser tomada en serio por el candidato ganador Andrés Manuel López Obrador y sus operadores jurídicos, porque se trata de un proceso legal que estaría manchando el arranque del gobierno morenista por tres efectos inevitables:

En las elecciones para gobernador en Puebla el candidato triunfador y próximo presidente constitucional de México, Andrés Manuel López Obrador, va a probar si respetará las reglas del sistema electoral o seguirá siendo el agitador social que impondrá sus propias reglas del juego político.

Con el ejercicio en los hechos de la Presidencia de la República, el candidato ganador Andrés Manuel López Obrador es ya jefe del Estado y del gobierno y no un ciudadano común y corriente. Cuando rechaza normas de seguridad y aborda un avión de línea comercial pone en riesgo a las personas que viajarán en la misma nave.

El mandato electoral de mayoría absoluta para Morena le confiere a la oposición la tarea de equilibrar los abusos de poder. Y aunque el saldo electoral regresó el país con Morena a las mayorías del viejo régimen priista, el México pospriista tiene segmentos sociales antiautoritarios que pueden rehacer la alianza PAN-PRD en el legislativo y sumar al PRI.

Desde mediados de 1985, la oficina de seguridad política del Estado se ha convertido en una ‘papa caliente’ que nadie quiere administrar. Nacida como Federal de Seguridad en 1947, el pecado original no fue su condición de oficina de espionaje oficial, sino que se convirtió a principios de los 80 en el aparato de protección de los primeros cárteles del narcotráfico.

En dos escenarios diferentes y con dos grupos distintos, la estrategia de seguridad del candidato triunfador Andrés Manuel López Obrador encara dos opciones: o el ‘hermano Zeta’ del padre Solalinde, que parece definir la nueva secretaría de Seguridad Pública federal, o la definición de delincuentes como enemigos del Estado y la sociedad que desarrollará Raymundo Collins como secretario de Seguridad Publica del gobierno de Ciudad de México.

El enigma más importante desde la fundación del PNR en 1928-1929 radica en tratar de entender el modelo político presidencial de López Obrador.

Distraídos en la larga lista de reformas -12 hasta ahora- del gobierno de López Obrador en su fase apenas de candidato ganador, la visita del día de hoy de una misión de alto nivel del gobierno de Donald Trump reducirá los márgenes de maniobra del lopezobradorismo.

Doce días después de la derrota, el presidente Enrique Peña Nieto ha abandonado al PRI a su suerte y a sus contradicciones en busca de responsables. Ya recibió a López Obrador y al candidato derrotado priista-no-priista, José Antonio Meade Kuribreña, pero el PRI que controló en el proceso electoral sigue sin ser convocado a Los Pinos para analizar el descalabro.

Cuando el presidente Zedillo se percató que no podría hacer candidato a uno de sus dos validos -Guillermo Ortiz Martínez o José Ángel Gurría Treviño- para mantener la continuidad neoliberal debido a que la militancia priista le había puesto candados a la nominación, su opción no fue en realidad Francisco Labastida Ochoa sino la alternancia al PAN.

Muy en el método priista, el avance de López Obrador y Morena en 31 estados de la República debe llegar a la conquista de las plazas dominantes en electores para asegurar la continuidad presidencial en el 2024. De ellas, dos son prioridad estratégica: Estado de México y Sonora.

La noche de su tercera captura el 18 de enero del 2016, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán estuvo a punto de sacar ventaja: quiso sobornar a los policías que lo habían atrapado y quedó a la espera de torturas que le sirvieran de ruta de escape judicial.