Sábado, 05 de Octubre del 2024
Cúpula

La gran mayoría de las lecturas periodísticas se han centrado en los ataques, señalamientos y descalificaciones que se profirieron los candidatos Miguel Barbosa Huerta y Enrique Cárdenas Sánchez. Sin duda esa fue la nota a simple vista.

A estas alturas del partido los análisis deben centrarse en la personalidad, las motivaciones y los ejes del inminente gobierno de Miguel Barbosa Huerta.

Quienes conocen las entrañas del priismo aseguran que Claudia Ruiz Massieu Salinas simplemente no acaba de digerir el yerro que lleva sobre las espaldas.

Aquel viejo PRI, el que se ufanaba de sus 70 años de paz social fue un verdadero fenómeno. Inapelable, indiscutiblemente el tricolor supo mantener siete décadas de estabilidad. El modelo de disciplina política y policiaca que se ejercía desde Bucareli funcionó, aunque no sin señalamientos.

Antes de iniciar la presente entrega debemos subrayar que ante Paco Fraile García no hay, ni habrá, dolo alguno. A opinión de este columnista, ‘el Pastor’ debió ser el candidato en la presente contienda por toda una vida de militancia y entrega al albiazul. Pero el añejo combatiente es disciplinado en extremo, por eso apoya a quien representa todo lo contrario a su persona.

El desmoronamiento del morenovallismo es un escenario verdaderamente dramático. La salida intempestiva y apresurada de Eukid Castañón; el entreguismo de Gerardo Islas Maldonado; la presión a la que fue sometido Marcelo García Almaguer por una figura de tercer nivel como es Genoveva Huerta y ahora la salida de David Villanueva Lomelí muestran un episodio ni más ni menos que trágico.

Corría el año 2013; en las colonias y juntas auxiliares de Puebla se enfrentaban el candidato del PAN Antonio Gali Fayad y el abanderado del PRI Enrique Agüera Ibáñez.

Sólo basta asistir a uno de los eventos de Enrique Cárdenas Sánchez para percatarse del desastre que representa su campaña. Asistencias que no sobrepasan de 100 personas; discursos que sólo provocan bostezos y aburrimiento; la lejanía total y absoluta de alcaldes emanados de Acción Nacional.

El presidente López Obrador emprendió una acción inédita en todo el orbe al ordenar abrir los expedientes de los órganos de inteligencia. Los archivos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) quedaron a disposición de cualquier ciudadano interesado.

La tarde del viernes 12 de abril Alejandro Armenta publicó en sus redes sociales un video en el que aseguraba ‘gané la encuesta’ y siguió con toda una serie de aseveraciones que nada tenían que ver con la sesión realizada en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Lo que vimos en la Puebla de la última década fue un descarnado y salvaje pragmatismo. Brincar de un partido a otro; usar las siglas y los colores como si fueran una unidad de Uber solamente para llegar a otro punto y después olvidar; treparse en una corrupta lideresa sindical; comprar conciencias y luego tirarlas al bote de la basura.

Como en ningún otro espacio en ésta Cúpula hemos subrayado que Alejandro Armenta Mier solo representa el proyecto transexenal de Ricardo Monreal Ávila; apuntamos que el zacatecano desde éste momento se prepara para desafiar a López Obrador en el proceso interno de 2024.

En una mesa de reuniones la conclusión fue una sola: ‘simplemente es insostenible’. Dejarla en el cargo tendría un enorme costo social y fuertes consecuencias políticas para las elecciones intermedias.

En horas recientes se presentó el equipo de campaña de Miguel Barbosa Huerta. Hay dos círculos cercanos al candidato de Morena; los más allegados son aquellos que lo acompañan desde hace lustros como Eric Cotoñeto Carmona y Emilio Maurer Espinosa.

Se llama José Tlachi Meneses, es el actual coordinador de Seguridad Pública en el Ayuntamiento de Claudia Rivera Vivanco. Es el brazo derecho de María de Lourdes Rosales Martínez.

Las escenas se difundieron de manera masiva y luego la polémica se desbordó. Una turba evidentemente preparada abuchea al presidente López Obrador en la inauguración de un estadio de beisbol en lo que debe verse como una clara emboscada por parte del anfitrión.

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