Miercoles, 24 de Abril del 2024
Indicador Político

En la fase final de debate de la Guardia Nacional en el Senado y en el contexto de sus dos objeciones -el Cuarto Transitorio y la militarización-, el alegato debe tomar en cuentas puntos concretos:

Si se da por sentado que la Minuta sobre la Guardia Nacional saldrá ‘planchadita’ de la negociación del senado morenista con el Cuarto Transitorio, las dudas en Palacio Nacional están focalizadas en la Cámara de Diputados por lo que decidan el diputado ex comunista-ex perredista-neomorenista, Pablo Gómez Álvarez, y el diputado ebradista, Mario Delgado, los responsables de borrar el transitorio en la Minuta que los diputados mandaron al Senado.

El debate sobre la Guardia Nacional ante el argumento opositor de ‘militarización’ tiene varios elementos:

En medio de una redefinición, no sólo de la política de seguridad sino de nuevas formas sociales de enfrentar el flagelo de la violencia asociada a la siembra de drogas, Guerrero de nueva cuenta podría ser el laboratorio que andaba buscando el gobierno de López Obrador para darle la vuelta a la violencia y trabajar en uno de los orígenes claros de la criminalidad: la falta de opciones para los ciudadanos.

Si alguna falla tiene el manejo gubernamental del tema de la Guardia Nacional, habría que buscarla en tres errores: carece de una política de comunicación social, cayó en la trampa del concepto de militarización y ha desdeñado el avance en las estrategias de los gobiernos de Calderón y Peña Nieto.

El debate en el Senado y la Cámara de Diputados sobre el Cuarto Transitorio y la nueva Estrategia Nacional de Seguridad Pública dependen de los tiempos reales en la construcción de un cuerpo específico: la Guardia Nacional. Y si la mayoría absoluta no le alcanza a Morena, la mayoría calificada abre la posibilidad de un acuerdo sensato con la oposición.

Luego de que las estrategias de seguridad de Calderón y Peña Nieto descabezaron los cárteles del narco y del crimen organizado y dejaron solo a Ismael ‘El Mayo’ Zambada, la nueva Estrategia Nacional de Seguridad Pública del presidente López Obrador reorganizará las prioridades en función de dos objetivos centrales:

El viernes 1 de febrero circuló oficialmente la Estrategia Nacional de Seguridad Pública del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, un documento de 81 páginas. Como lectura de resumen se puede decir que nada nuevo proponen, pero algunas novedades sólo revelan la dimensión hercúlea de la tarea de seguridad.

Con enorme falta de sensibilidad, el gobernador hidalguense, Omar Fayad, lanzó una agresión al Ejército mexicano que acudió a ayudarlo a combatir el huachicoleo. En entrevista para Milenio TV, el mandatario dijo que le había “pagado” al Ejército 43 millones de pesos anuales para que llegara a la entidad a luchar contra el robo de combustible.

De todos los grupos lopezobradoristas que podrían convertirse en obstáculos al gobierno de López Obrador, los maestros son el más importante, porque estaría aglutinando a un amplio grupo desestabilizador de un millón y medio: la SNTE que se le va a regresar a la maestra Elba Esther Gordillo, el nuevo partido magisterial gordillista y la Coordinadora disidente nacida de las entrañas del gordillismo, todos ellos con aliados, satélites y rémoras.

Una aguada marcha de apoyo el domingo pasado puso en un brete al gobierno de López Obrador: una cosa son los puntos de popularidad y otro la realidad de los efectos negativos de las principales decisiones de cinco meses de labor legislativa y dos meses de ejercicio de la presidencia.

En tiempos no tan lejanos del viejo régimen priista, los presidentes que llegaban con nuevas formas estilísticas de ejercer el poder solían culpar a sus antecesores cuando el arranque de la nueva administración se dificultaba. Al emerger de lo profundo del régimen priista, el presidente López Obrador ha seguido el guion: intensifica el reparto de culpas de su falta de resultados entre sus antecesores y lo ha hecho al más puro estilo priista.

En la historia del PRI ahora rediviva en la transfiguración del ‘PRIMOR’; hubo siempre un punto de fricción: la relación del poder con los intelectuales, es decir, del Príncipe con el filósofo.

Por un mal manejo de las piezas legislativas de Morena y el exceso de confianza del presidente López Obrador, la iniciativa de Guardia Nacional y la nueva estrategia de seguridad fueron ‘reventadas’ al interior de Morena.

La ofensiva del gobierno del presidente López Obrador contra los ladrones de combustible cometió el mismo error del gobierno de Calderón Hinojosa, al declararle la guerra a los cárteles del crimen organizado: carecer de seguridad estratégica y de información de inteligencia.

La crisis huachicolera en Tlahuelilpan, Hidalgo, se perfila como el Ayotzinapa del gobierno actual; y no por responsabilidad directa en la tragedia, sino porque reveló la ausencia por segunda ocasión de una verdadera estrategia de seguridad.

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