Sábado, 20 de Abril del 2024
Indicador Político

En unos primeros 100 días que se han vivido con intensidad segundo a segundo, con todos los frentes abiertos y ninguno cerrado y de la mano de un proyecto de transfiguración -y no de transformación-, el presidente López Obrador parece estar pensado muy adelante.

El ascenso de Donald Trump y su agenda racista, supremacista, fundamentalista y puritana trastocó el ejercicio del periodismo: atacar al presidente estadounidense forzando la información ha logrado sobrevivir a la prensa del establishment liberal-conservador (síntesis neoclásica). La ex directora del The New York Times, Jill Abramson, acaba de publicar un libro acusatorio contra los medios que usan a Trump para subir ventas: “mercaderes de la verdad”, les dijo.

En ese afán de abrir cloacas sin reflexionar no sólo en los efectos, sino los afectos, la liberación pública de los archivos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) va a ser un boomerang que afectará a la Presidencia de la República.

Muy mal ha arrancado el gobierno morenista de Adán López Hernández en Tabasco, la tierra del presidente López Obrador, porque parece estar reproduciendo los vicios políticos del madracismo priista en el cual se formó. Sus primeros días al frente del gobierno de Tabasco en nada presentan una diferencia del atrabiliario y personalista gobierno perredista de su antecesor y también ex priista Arturo Núñez Jiménez.

La elección de nuevos dirigentes en el PRI luego del colapso 2016-2018 no podrá construir un nuevo liderazgo político para las presidenciales del 2024, pero sí podría frenar al morenismo en las legislativas federales del 2021. La única condición es que haya un acuerdo de unidad.

Como para terminar de enredar sobre lo que cada uno de los funcionarios federales quiere de la Guardia Nacional, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón se ‘hizo bolas’ con sus acuerdos secretos con la ONU; los medios escritos registraron cuando menos cuatro versiones de lo que está cediendo México en soberanía en el tema de la Guardia Nacional:

Los tres puntos clave que contiene la nueva Minuta del Senado ya habían sido acogidos por la Minuta de la Cámara de Diputados, estaban contenidos con mayor profundidad en la iniciativa presidencial de Guardia Nacional, se asumen en los documentos sobre seguridad pública para el sexenio actual y vienen desde la crisis de cuerpos de seguridad-crimen organizado de 1982-1985.

El nombramiento del candidato presidencial priista-no priista José Antonio Meade Kuribreña como director-no-ejecutivo-independiente de HSBC es un acto de inmoralidad política. Aunque el extraño cargo fue inventado y diseñado ex profeso para eludir las leyes mexicanas, de todos modos demuestra que el candidato priista derrotado fue un personero de los intereses financieros y bancarios extranjeros y que así hubiera sido su gobierno.

Por culpa de los diputados morenistas, Pablo Gómez Álvarez y Mario Delgado, que mutilaron la primera Minuta, la Guardia Nacional aprobada en el Senado ‘desinfló’ la intención real de crear un cuerpo adscrito a la seguridad interior y quedó en otro cuerpo policiaco más que tendrá la prioridad de respetar los derechos humanos y no combatir al crimen organizado que tiene presencia territorial en toda la República y que ha corrompido a funcionarios, políticos, policías, ministerios públicos, jueces y custodios de prisiones.

Este texto es el resultado de la confluencia de varias opiniones de especialistas en seguridad pública/interior/nacional sobre la Guardia Nacional aprobada en el Senado el jueves 21:

Con los ex presidentes Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto metiendo las manos en la renovación de la dirección del PRI y las bases alebrestadas, creyendo que el tricolor puede pasar la prueba de la democracia, la próxima semana inicia formalmente el proceso de cambio de comité nacional con indicios de sorpresas en cuanto a otro relevo generacional, de grupo y de coalición dominante.

El inicio del modelo de participación de fuerzas armadas regulares y operativas en asuntos de seguridad pública para perseguir delincuentes y deshacer cárteles comenzó el 11 de diciembre de 2006 en Michoacán. Y si la orden fue dada por el presidente Felipe Calderón invocando facultades constitucionales de “seguridad interior”, la petición de militarizar la seguridad pública fue del gobernador perredista Lázaro Cárdenas Batel.

La negociación de la nueva minuta sobre la Guardia Nacional en el Senado se salió de carril por el cruce fallido de negociaciones: la secretaria de Gobernación apretó por el lado de gobernadores para que ordenaran a sus legisladores el aval al documento y el senador Monreal se encargó de sus colegas.

Cuenta una de las leyendas urbanas del sistema priista que en la parte más complicada del movimiento estudiantil del 68 un día se presentaron al despacho presidencial, sin avisar, el secretario de la Defensa Nacional y los jefes de zonas militares y solicitaron ver al entonces presidente de la República. Díaz Ordaz sólo endureció su ya endurecido rostro, pidió unos segundos.

Las definiciones geopolíticas del gobierno de Donald Trump en los próximos tres meses van a obligar a México a tomar una posición de confrontación contra la Casa Blanca. El problema radica en que Washington tiene muy claros sus intereses estratégicos y de seguridad nacional imperial con México, pero la diplomacia de Marcelo Ebrard tiene la esperanza de que Hillary Clinton sea la candidata en el 2020 e impida la reelección de Trump.

Si el debate sobre la Guardia Nacional debiera profundizar el diagnóstico de la crisis de la seguridad pública/interior/nacional, en las dos cámaras del Congreso y en la sociedad activista, se olvida que el tema del nuevo cuerpo policiaco es apenas el 10 por ciento del problema y que una verdadera estrategia necesita de manera urgente resolver sobre los otros nueve elementos.

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