Los tres repitieron sus mismas frases, sus mismas consignas, explicaron las mismas cosas, hablaron de lo mismo, lo mismo, lo mismo. A lo mejor veo y leo demasiadas noticias y ya me las aprendí de memoria.
Pero ninguno me logró entusiasmar ni poquito. Terminé profundamente deprimida de la falta de capacidad para transmitir emociones de los candidatos. Y entiendo que me digan que son espacios para dar razones, no emociones. Pero es esencial en campaña evocar las emociones.
Al hacer sus diagnósticos (muy parecidos, por cierto) no había indignación, enojo, coraje. Por ejemplo, hablan de inseguridad y violencia como concepto, pero olvidan que están hablando de dolor, de pérdida, de miedo.
Estoy segura de que todos han tenido momentos emotivos en mítines y otros eventos en sus campañas. Y entiendo que estos programas de entrevistas van orientados a la reflexión de temas. Pero esos “temas” impactan nuestra vida profundamente.
Desde mi punto de vista, el contestar bien, interrumpir para acabar una idea, señalar con el dedo a forma de llamada de atención, sonreír y no engancharse, no es pasión. Tampoco es pasión contar anécdotas de personas con grandes carencias o pérdidas con las que te has topado en la campaña.
A los candidatos ya se les ve como ‘discos rayados’: que si la mafia del poder, que si yo mero, que si es inaceptable… Es cierto que los tres tienen un gran entrenamiento en medios. Pero les falta ese extra que le dé movimiento a las campañas.
A mí lo que más me transmitieron los tres candidatos en sus entrevistas es una gran soberbia: AMLO porque va arriba en las encuestas y amparado con su búsqueda de justicia cree que sabe qué es lo justo; Meade por su gran experiencia en materia de políticas públicas y economía, y Anaya por lo que ha estudiado de casos comparados en otras partes del mundo.
Todos me dirán que no pueden estar acomplejados, no pueden mostrarse dudosos, que es inevitable ser soberbio al ser candidato a presidente. Pero su soberbia se muestra cuando no escuchan, cuando no existe autocrítica, cuando sólo ellos tienen la razón.
Ya conocemos bastante bien sus talking points y las frases que les preparan sus asesores de comunicación. Siento que todos traen un guion, con tiempos y momentos para decir las cosas. Es parte de la planeación, pero esta no debe ser en detrimento de la naturalidad y humanidad a lo largo de la campaña.
Señores y señoras asesores, enfóquense en comunicar emociones al hablar de una política pública. Asegúrense que sus candidatos hablen con humildad y respeto al futuro de los mexicanos. Vuélvanlos dignos de su posición y su responsabilidad…