El hecho que ocurrió en el fraccionamiento donde vive Eduardo Rivera Pérez estuvo a punto de convertirse en un argumento de extrema polarización social. Afortunadamente uno de los protagonistas políticos lo impidió.
Hagamos un repaso cronológico de lo que sucedió la noche del sábado 4 de mayo.
El primero en informar sobre el aciago acontecimiento fue el mismo Rivera Pérez a través de sus redes sociales.
A los pocos minutos, a las 11 de la noche con 2 minutos, el gobernador Sergio Salomón expresó su postura. El mandatario ofreció una investigación de los hechos y mostró su solidaridad.
La sola publicación del Ejecutivo mostró la dimensión real de los hechos. Reflejó que ya había sido informado y que se trató de un incidente en extremo delicado.
Como se ha dicho en varias ocasiones Céspedes Peregrina nunca apuesta a la polarización social.
En minutos posteriores el alcalde en funciones Adán Domínguez señaló que se trató de un hecho “político”. Lo correcto hubiera sido evitar interpretaciones y esperar hasta la mañana siguiente.
También en los momentos siguientes no faltaron algunos personajes menores de Morena que se apresuraron a lanzar grotescos denuestos al afirmar que se trataba de “un montaje”.
La mañana del domingo 5 de Mayo, mientras el presidente López Obrador arribaba a Puebla el candidato Rivera Pérez ofreció una conferencia de prensa donde expuso un breve comunicado con los hechos.
Un grupo criminal irrumpió en el fraccionamiento cerrado donde vive y allanaron la casa de sus vecinas, una mujer con sus hijas, mismas que fueron golpeadas al tiempo que preguntaban por Rivera, “el político”.
Las víctimas de la agresión afirmaron que los intrusos dijeron: “Cuando llegue lo recibiremos con un plomazo en la cabeza”.
La declaración de la familia agredida es el punto medular en la investigación ya que refleja que existió la intención de ejecutar al candidato del PAN.
El tema iría más allá de un crimen político, porque el asesinato se hubiera cometido delante de su familia, esposa e hijos, lo que hubiera sido devastador.
No solo hubiera sido un inenarrable drama humano, una tragedia, sino también una herida permanente para la clase política y todo el proceso electoral.
Ese hubiera sido el crimen político más grave e impactante en la historia de Puebla.
En nuestra cuenta de X, antes Twitter, expresamos que Morena no debería caer en la vana y banal actitud de pretender polarizar a la opinión pública.
Y fue el nuevo jefe político del partido guinda quien se encargó de evitar eso. El abanderado Armenta salió a expresar su solidaridad a Rivera Pérez y con ello evitó que parte de las tropas morenistas se desbocaran en una carnicería de denuestos que hubiera sido lamentable.
En un momento de crisis Armenta tuvo el aplomo para dimensionar la situación y salió a expresar una postura equilibrada y ecuánime.
Apenas estamos en las horas siguientes a la irrupción en Zavaleta.
La investigación no podía estar en mejores manos. El Doctor Gilberto Higuera Bernal habrá de desenredar la madeja detrás de los hechos.
¿Quiénes integran el grupo delictivo que entró a la zona privada?
Y sobre todo ¿quién los envió? ¿de dónde partió la orden de ejecutar a Rivera Pérez?
La investigación en manos del Fiscal General será un proceso escrupuloso, aunque no se puede conocer el tiempo que llevará.
Es una investigación que Puebla seguirá día a día.
La postura de Cúpula.
En esta columna hemos hecho una crítica a la función pública de Eduardo Rivera.
Se trata de una postura de periodismo político, pero frente a los hechos que pusieron en riesgo su vida y la integridad de su familia se debe mantener una línea imparcial.
El análisis sobre sus aciertos y errores políticos continuará, pero sin caer en un dolo tendencioso por los hechos ocurridos la noche del sábado 4 de Mayo.
Hay temas que ameritan el tratamiento más equilibrado posible.
Como siempre quedo a sus órdenes.
cupula99@yahoo.com
Únete a nuestro canal de WhatsApp para mantenerte informado al estilo de CAMBIO
